Por el camino seco y polvoriento
Aplastado de sol y de distancia,
Largas las horas, rezungona avanza
La vieja rueda del afilador.
Una pinta de vino y un mendrugo
Duro y sobado, descansando, el hombre
A la sombra estirada de un carbayo
Mezcla a saladas gotas de sudor.
Bendita siesta de soñar cansino.
Sobre la manta y arrastrando migas
Acarician su sueño las hormigas
Indiferentes a su descansar.
Y en su vaivén de locos remolinos
Terminan por hacerle despertar.
Suda la tarde destilando plomo,
Brota en las nubes algodón de mar
Vuelve el afilador a andar camino
Vuelve la vieja rueda a rezungar
El sol entona su canción de fuego
Hasta el confín del negro sardonal.
Lentamente la tarde va muriendo,
Y los pasos empiezan a cansar.
El viejo campanario de la aldea
Empieza en larga sombra a dibujar
Tejados espurridos y alargados
Sobre el camino rojo de quemar
El viejo afilador y el viejo perro
Buscan sosiego y noche que pasar
Y van andando por las calles muertas
En busca de una meda o de un pajar
En que poder entre mendrugo y pinta
Contar estrellas y poder soñar.
Cuerpo cansado muere entre la paja
Alma cansada sueña su pesar.
Hasta la rueda descansar parece
Para volver mañana a rezungar.
Rayos de sol de tímida mañana
Con sus caricias riman despertar
Y con el polvo suspendido al aire,
enzarzan las esquinas del pajar.
Se estira el perro, largo, boquiabierto,
Bosteza el hombre, mientras echa a andar,
Y recorriendo nuevas retorcidas calles
La vieja rueda vuelve a rezungar.
« Afilador y paragüero », canta
Su silbato con aires de llorar
Y sacan las mujeres sus tijeras,
Y sus cuchillos y su soledad,
Y le confían tristes sus secretos
De amores, de esperanza, de humildad.
Murmura lento, mientras pedalea,
Coplas de amores, música juglar
Envuelta con las chispas de su rueda
Que visten los cuchillos de brillar.
Cambia de barrio con su vieja rueda
Que continúa triste a rezungar
Y el viejo « afilador y paragüero »
Se escucha tras las calles resonar.
Mirándote, paraguas remendando
Y oyendo tu silbato y su llorar
Yo pienso, afilador, en los caminos
Que sigues recorriendo sin parar.
Y pienso en las magníficas historias
Que nunca te has cansado de contar
Y pienso en las mujeres que te esperan
Sedientas de consuelo y novedad
Contándote sus penas y sus duelos,
Y dándote abandono a consolar.
Recorres miles vidas, pueblo a pueblo
Con tu perro y tu rueda de afilar
Soportando quemar de nuevos soles
Y caminos de polvo y soledad,
Porque sabes que todas las mañanas
Las mujeres te vuelven a esperar
Con cuchillos, tijeras, abandonos,
Esperanzas que tú sabrás colmar
Afilador, juglar eterno, dime
Porqué persistes en tu eterno andar
Solo contigo y con tu viejo perro
Por los caminos de tu soledad.?
La música llorona del silbato
Y de tu rueda el triste rezungar
Son lágrimas de tu alma vagabunda
Que llora persiguiendo la verdad
Que nunca en tus andanzas encontraste
Y que en tus sueños sólo encontrarás.