Vieja pared deslavada
relamida por la lluvia, año tras año,
Rajada en dos, y medio derrumbada,
Sostienes todo el peso del antaño.
Entre los viejos palos y la ripia
De viejas urces del tejado en ruinas,
Viejos papeles, polvo, golondrinas
Y tres o cuatro aperos
Colingando de una viga
Tímidas huellas de pasado muerto
Hacen rimar la muerte con la vida.
Vieja carreta en el corral dormida
Que va muriendo sola poco a poco
Su bracera y sus ruedas atolladas
Entre la paja negra del abono,
Cubierta de negras viejas ramas
de aquel caraputino de sardones,
que el hombre en su escapada abandonara
entre quimeras, sueños y ambiciones.
En el fondo verdinegro del corral
Invadido de salgueras y de zarzas
Y de ortigas enganchadas en las rejas
De la vieja ventana
Cuatro sillas y una mesa , caronjosas,
Rotas y medio enterradas
Por la hierba, por los chinchos y terrones
Restos de la vieja cuadra
Viejo corredor caído
Viejos postes, viejas tablas
Renegridas por la ripia descolgada del tejado
Retorcidas por el agua.
Viejas paredes del cuarto
Sucias y resquebrajadas
Que el hombre capió de barro
Contra el viento, contra el tiempo, contra el agua
Y que se van consumiendo
Perdiendo el barro por capas.
Barro y agua que dibujan
Como sangre riachuelos en las tablas.
Espectáculo patético de muerte
De soledad y de lágrimas
El hombre enterró su historia
Al abandonar la casa.
Hoy, que viejo, de retorno, voy mirando
Las viejas casas cerradas
Quiero reescribir la historia
De la vida, y de la infancia abandonadas
Quero que se abran las puertas
Y que rujan las aldabas
Lo mismo que rugían cuando, niño
Saltando alegre en ellas me colgaba.
Quiero que vuelvan los hombres
Y las mujeres con sayas.
Que resuenen otra vez las mayaderas
Como antaño resonaban
De manos de aquellas mozas
Que los mozos codiciosos cortejaban.
Vuelvo soñando locuras
Pero son locuras sanas.
Qué bellos tantos míticos recuerdos!
Cómo calientan el alma
Voy a escribir vuestros nombres
Pasando casa por casa
Y contaros uno a uno, por la vela
como entonces se contaba.
Vamos a recordar juntos
Las magníficas historias olvidadas
Que nos contaban los viejos
En las noches memorables de las yadas
Y que son el testimonio de tu historia,
Pueblo de Uña de Quintana.