el pueblo - vida y costumbres

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Retrospectivas sobre la vida del pueblo

La vida en el pueblo giraba en torno a la tierra y las costumbres estaban determinadas por la actividad de cada estación y por las necesidades vitales que era necesario resolver, prácticamente sin medios materiales

La agricultura y la ganadería eran los dos sectores principales de actividad, a un nivel que podemos llamar de supervivencia, por su pequeño volumen.

Los recursos económicos principales, la venta de patatas, lino, algunas semillas, como la nabina y la linaza, los jamones, que casi todo el mundo vendía, (se mataban uno o dos cerdos por familia), algún animal que otro, todo en muy pequeño volumen, por lo que hablo de agricultura de supervivencia.

Paralelamente, una actividad artesanal de un cierto relieve, limitada prácticamente al consumo local.

Elemento primordial en la vida del pueblo, Las campanas. Menos de un diez por ciento de los vecinos disponían en los años 40 de un reloj o de un despertador.

Cada actividad pública, desde la salida de los animales al pasto pasando por la hora de escuela, la salida “a las doce”, hasta la Misa, el concejo, los regueiros, un incendio que se producía, tenía su toque específico con, además del Repiquete necesario, una, dos o tres campanadas que indicaban la orientación del suceso.

Una campanada indicaba la Calle de Arriba, dos el Chano, tres las Puentes. Una manera simple de orientar el vecindario, que demuestra la ingeniosidad de un pueblo, que debía organizarse prácticamente sin medios y que lo hacía maravillosamente.

Dos tipos de toques:

Toques simples, que consistían en una serie de campanadas con una sola campana y que se terminaban por una, dos o tres campanadas que señalaban la dirección a la que se debían sacar los animales llamados por el toque: cabras, vacas, yeguas, jatos.

Un toque simple de diez campanadas, a las diez de la mañana, indicaba que era la hora de entrada en la escuela. El mismo toque de dos campanadas se oía a las dos de la tarde, por la misma razón.

Toques que llamaré compuestos, en los que se empleaban las dos campanas que tocaban al repiquete, es decir mezcladas.

1) Tocar a Lumbres: En caso de incendio se tocaban las campanas, simultáneamente y de manera muy rápida, lo que daba al toque un carácter de urgencia perceptible al oído de forma extraordinaria. Al final del toque se daban una, dos o tres campanadas sueltas que indicaban la dirección del fuego, Calle de Arriba, El Chano o Las Puentes. Todo el mundo conocía perfectamente el toque y la señal.

2) Tocar a Misa o a Rosario: Se repicaban las campanas un buen rato, en un repiquete menos acelerado que el anterior.

Había numerosos jóvenes verdaderos artistas en este ejercicio. Se llegaba a conocer el estilo de cada uno y cada uno se esforzaba en crear un estilo personal. Terminado el toque y a intervalos de unos diez minutos el sacristán hacía sonar la Esquila, campana más pequeña situada en lo alto del campanario, tres veces, lo que se llamaba las Señas, que indicaban que después de la tercera empezaba la misa o el Rosario.

3) Tocar a las Doce: El mismo toque que el anterior, que los niños de la escuela hacían sonar, señalando el medio día a todo el mundo, especialmente a los trabajadores del campo, que como indicado, no tenían, en general, reloj.

4) Toque de Desempadrinamiento: Era costumbre que el día en que se celebraba una boda, el padrino del novio y la madrina de la novia invitasen a los hombres y a las mujeres respectivamente, al anochecer, a comer el Bollo, especie de Roscón, fabricado especialmente, acompañado de Vino, licores y un puro o un cigarro, en función de la “categoría” del padrino, para los hombres.

Esta invitación general se hacía por medio del toque de campanas y se dirigía a todo el pueblo. Con esta ceremonia, los padrinos se liberaban simbólicamente de su obligación moral hacia los novios, que eran en adelante mayores e independientes.

5) Toque a Concejo o a Regueiros: Toques simples, con campanadas un poco más seguidas que los primeros toques de hacienda. Se llamaba al pueblo a una reunión en la plaza de la Iglesia para oír alguna comunicación del Ayuntamiento. El toque a Regueiros convocaba al pueblo para realizar trabajos de interés común, limpieza de caminos, cunetas, regueros, tareas que se realizaban bajo las órdenes y el control de los concejales y a las que participaban todos los vecinos en estado de poder hacerlo, a razón de una persona por familia.

6) Toque de Difuntos (Encordar): Este toque señalaba la muerte de algún vecino. Es sin duda el más extraordinario de todos pues el sonido de las campanas es verdaderamente triste . Una campanada con la campana de Arriba, a la derecha en el campanario, otra al cabo de algunos segundos con la campana del Chano, la de la izquierda y dos campanadas con las dos a la vez. Al oír este toque, se intuye, casi sin conocerlo, el carácter triste de su anuncio. Es algo que me ha impresionado siempre y siempre me he preguntado porqué es así sin encontrar respuesta

Bajo la autoridad del Ayuntamiento, reinaba en el pueblo una disciplina casi perfecta. En general los vecinos hacían prueba de un civismo extraordinario y los eventuales litigios eran solucionados sin necesidad de tribunales, por el buen sentido común .

Las leyes se transmitían oralmente de generación en generación, y raros eran los casos de incidentes graves entre vecinos, que vivían en armonía, existiendo en general una gran solidaridad.

Comenzaré mi trabajo retrazando dos o tres imágenes cuyo recuerdo, a parte de ser significativo, me marcó de manera importante en mi infancia.

Dos o tres hechos históricos significativos

Uno de los más significativos de esta primera época es, sin duda, el desfile de los vecinos ante la mesa de los Delegados de la Fiscalía de Tasas y de D. José Miranda, brigada de la guardia civil, retirado, como asesor, que tenía lugar en la Plaza, a la Puerta de la Iglesia.

Los vecinos, en fila india y con rostros que reflejaban verdadero pánico, hacían declaración de bienes, presentaban animales, hacienda, que los delegados de la Fiscalía tasaban como base para fijar lo que se llamaba « Cupo Forzoso », requisicionándolos directamente en algunas ocasiones.

Frecuentemente y sobre criterios completamente arbitrarios, los Delegados, asesorados por el Brigada, cuya actitud pudiera hoy ser cuestionada,, decidían una perquisición en determinadas casas, de las que se llevaban jamones, chorizos, grano, patatas etc, sin que el propietario pudiera oponerse so pena de represalias inmediatas.
Recuerdo perfectamente haber visto a varios vecinos, entre ellos a mi padre, llevando en la carreta, por la noche, fardelas de grano para esconderlas en el cementerio, antes de sufrir el registro de sus casas decidido por el dicho Brigada y ejecutado por los delegados, verdaderos nazis al servicio del régimen, sin moral ni consideración alguna. Otros escondían grano, patatas, etc. En casa de algunos vecinos cuyas casas por diversas razones no corrían riesgo de ser registradas. Sesenta años después, estas imágenes, verdadero trauma para un niño, están grabadas en mi mente de forma imborrable y traducen perfectamente la atmósfera de miedo y de resignación que caracterizaba la época.

Otra imagen, en un registro diferente, Ti Alonso el Sacristán, recorriendo las calles con su burro, para cobrar el cuartal para el Cura, D. Francisco Rubio.
El cuartal era el tributo que cada vecino debía pagar al Cura, un impuesto determinado por la Iglesia en los años de la República en que los curas no cobraban sueldo, y que consistía en una medida de una emina(14 kgs de trigo) o un celemín (unos 5 Kg.). Esta carga era apenas soportable para muchas familias, lo que producía frecuentes altercados, algunos graves.

Otro suceso anecdótico, pero de relieve, el combate y el Convenio de la Almena.

La Almena, meseta de monte situada entre Cubo y Uña, fue objeto de litigio entre los dos pueblos durante muchos años.
Un buen día de noviembre de 1943 varios vecinos de Cubo cercaron amenazadores a dos o tres vecinos de Uña, que cortaban leña en dicho monte .
Viendo el giro que tomaba la reyerta y la inferioridad numérica, Jacinto El Cristo, que tendría en ese momento 15 años, vino corriendo hasta el pueblo, como el soldado de Maratón, subió al campanario, tocó a lumbres (repique de campanas, típico, de toque a fuego, que se oía en caso de incendio o de alarma gravísima y a cuyo oído, todo el mundo se movilizaba con una rapidez extrema) y todo el pueblo salió, armado de viendas (horcas), palos, machaos( hachas), etc., hasta la Almena.

Hubiera podido producirse un verdadero desastre sin la intervención enérgica del guarda-montes de la época, Francisco GITO, que armado de su escopeta calmó los ánimos de ambos bandos.
Los vecinos de Cubo, viendo llegar la multitud, huyeron a carrera hasta el pueblo, abandonando carros y yuntas.Un vecino de Uña, José el Taraso fue interpelado por la guardia civil, afortunadamente sin consecuencias graves, a parte unas horas de detención.
Recuerdo perfectamente que mi Tío Antonio, acompañado de algunos vecinos, fuese a esperar a mi padre que regresaba tarde en la noche, del mercado de La Bañeza (era, por consiguiente un sábado) y que debía pasar por Cubo, temiendo que fuese atacado.
Nada ocurrió, porque mi Padre era conocido y muy estimado en dicho pueblo, pero eso denota el clima de tensión que se instaló entre los dos pueblos vecinos.

Más tarde, Gregorio el Acribador, de Arrabalde, que iba de casa en casa a limpiar la linaza con sus Cribas, tamices circulares de cuero sostenidos por un arco de madera fina, y que era un verdadero juglar, los niños íbamos a escuchar sus coplas, famosas y siempre pertinentes, cantaba un verdadero romance sobre este incidente : »El alcalde de los Mixtos,(apelación despectiva de los habitantes de Cubo) el concejo reunió, estaba Francisco Jito, que es hombre de gran valor », « Ti Aurelio dice : Yo ya no vuelvo, la culpa la tuvo José el Trigaleiro », son algunas palabras que recuerdo de sus magníficas coplas..

A raíz de este incidente, que pudo ser gravísimo pero que se arregló después de un largo y costoso pleito, D. Juan, el maestro de la época, hizo confeccionar por los niños de la escuela el periódico MURAL,( una gran página enviada regularmente por la Delegación Provincial del Frente de Juventudes en blanco y que los alumnos debían completar), con artículos referentes al ABRAZO de la ALMENA.

Después de un largo tiempo de pleitos entre los dos pueblos, el Gobernador Provincial se desplazó “in situ” para sellar el acuerdo de reparto y la fijación de limites entre Cubo y Uña.

Parodiando El Abrazo de Vergara, D. Juan tuvo la excelente idea de hacer realizar este periódico con dibujos y artículos verdaderamente originales y con mucho humor, tratando de reproducir los personajes lo más semejantes posible a los alcaldes y Gobernador.

Hablo de los años 40 en una escuela rural y sin medios, lo que hace aún más meritorio el trabajo realizado. Dicho mural fue premiado a nivel provincial, pues había un concurso entre las escuelas de la provincia. Los autores principales de este trabajo : Braulio Justel, mi hermano, Miguel Mayo (Fuelle), ambos desaparecidos hoy, y Paco Mayo (El Jamonero).

Cubo había confiado su defensa a D. Joaquín Ramos, que era, en aquella época de caciquismo a ultranza, el hombre fuerte en Zamora, que manejaba totalmente a los políticos y tenía una enorme influencia en la vida provincial. Uña, por su parte, tenía como abogado a D. Toribio Mayo, que aunque buen abogado, tenía menor influencia, y por lo que en su tiempo me contó mi Padre, que se ocupaba del dossier con el Alcalde, Ti Pedro el Josepico, Cubo obtuvo ventajas en la determinación de la "frontera".

Costumbres

Entre los temas de costumbres, los casamientos merecerían un estudio extenso, dada su importancia.
Uña vivía prácticamente en circuito cerrado y los casamientos eran la ocasión de reunir o de no dividir tierras, única fuente de recursos, por lo que una gran mayoría de las bodas eran arregladas en familia. Casamientos entre jóvenes del pueblo, sin el acuerdo de las familias, llegaron a causar verdaderos dramas. Los casamientos con jóvenes de fuera del pueblo eran raros.

Más adelante hablaré de las bodas.

El cura recibía, como ya he indicado, el cuartal. Lo que no impedía que por una boda, un entierro, un bautizo, una misa, era necesario pagarle.

El Médico y el Veterinario funcionaban por Iguala, es decir que cada familia pagaba una suma fija, determinada de antemano en función de diversos criterios, número de personas en la casa, medios, número de animales para el veterinario, etc. Dicha suma se llamaba IGUALA.

Existía una Junta, asociación mutualista, que aseguraba el reemplazo de las vacas, elemento esencial de la actividad agrícola de todos los vecinos, en caso de muerte y un convenio municipal en caso de pérdida de una vivienda por incendio, según el cual el Ayuntamiento ponía la madera necesaria para la reconstrucción de la casa quemada y los vecinos (por vela) aportaban la mano de obra, lo que permitía al vecino que había sufrido el incendio rehacer su casa.

El arreglo de caminos y regueros se hacía en común, por medio de lo que se llamaba ir a Regueros.
Las sepulturas, cada vez que había un entierro, eran cavadas por dos vecinos, designados por orden ( Por Vela)
En general todas las tareas necesarias para el funcionamiento del pueblo se realizaban por turno (Vela).

Cada domingo a la salida de Misa, delante de la Iglesia, se reunía el Concejo. El Alcalde y su ayuntamiento exponían los temas de actualidad, las decisiones tomadas, etc.
El Concejo daba lugar a verdaderas luchas oratorias, dignas del Congreso de Diputados.
En caso de necesidad, el Concejo podía reunirse cualquier día de la semana. Para ello el Alguacil (Aguacil) tocaba las campanas con el toque especifico y el pueblo acudía a la plaza.

Las cuatro estaciones

Esbozo del programa anual.
El año agrícola terminaba realmente en Septiembre. Terminadas las faenas de la Era, trilla y recogida del grano de trigo y centeno, los más importantes, y de la cebada, se terminaba el verano con la recogida de los garbanzos y alubias, en poca cantidad en general..
En Septiembre se arrancaba y se mayaba el Lino.
Finales de septiembre, la Vendimia.

Octubre: Recogida de las patatas
_ Siembra del centeno

Noviembre: Primera operación de Arado: La RALBA
El terreno de labranza, para el centeno, se dividía en dos HOJAS, es decir que se sembraba un año sobre dos, a causa de la calidad mediocre del terreno que necesitaba un año de descanso para producir de forma conveniente.

Diciembre: Mes sin faena agrícola precisa. Era el mes de las Matanzas.
Ocupaciones principales:
Ir al Monte a buscar leña para la cocina
Preparación y reparación de los aperos de labranza.
Trabajo del lino

Enero y febrero:
A parte las matanzas, mismas ocupaciones que en diciembre.

Marzo:
Segunda operación de Arado, La BIMA
Poda de las viñas
Las mujeres hacen el lavado general en el río, de ropa y sábanas, después del invierno.

Abril
Comienzo de la nueva temporada de trabajo agrícola, siembra de patatas tempranas,
Operación de AJIJAR, es decir, arrancar a mano las malas hierbas, entre el trigo que empieza a crecer.
Continuación de los trabajos de la viña, abonar y envenenar o sulfatar contra el Mildeu o filoxera, Injertar.
Plantación de legumbres en los huertos, tomates, pimientos, Berzas ( Coula).

Mayo
Siembra de las patatas
Siembra del lino
Esquilar las ovejas, que se hacían bañar después
Compra de los cerdos pequeños para cebar.

Junio
Segar la hierba, que recogida servía para alimentar la hacienda en invierno.
Principio del riego de las patatas.
Finales de junio, principio de la siega del centeno.

Julio
Sobre el quince de julio, termina la siega,
Principio de la Trilla del centeno
Riego de las patatas
Finales de julio, siega del Trigo, que se hace solamente por las mañanas y temprano para que no se desgrane.
Terminada la trilla del centeno, se trilla el trigo.

Agosto
Continuación y final de las faenas del verano, encierro de la paja, limpieza de las eras.

Las faenas de la era se terminaban en general a mediados de agosto y había costumbre de ayudar a amigos y familiares, en caso de retraso, prestando las parejas de vacas con su trillo y una o varias personas. Una constante en la vida del pueblo, la solidaridad entre familiares y vecinos, que se prestaban constante ayuda en las diferentes tareas, en caso de retraso de alguno de ellos.

El mes de septiembre era el mes menos atareado, el final del ciclo anual que terminaba con las tareas del verano.
Era el mes de La Carballeda, en Ríonegro del Puente, La Peregrina, en Donado y Donadillo, El Campo, en Santibáñez y Rosinos, romerías que, a pesar de haber perdido su carácter típico, siguen reuniendo miles de personas.

Era frecuente en muchas familias contratar un trillador, un joven que ayudaba en las faenas del verano, y como recompensa de su trabajo, el patrón lo llevaba a la Carballeda, frase que aún se emplea con connotación humorística para explicar una remuneración insuficiente por algún trabajo realizado.

A finales de septiembre, la vendimia :
Cada vecino recogía uva y hacía vino para su consumo.
Todo el pueblo salía con las carretas, cargadas de talegones, talgones, (cestos de más de un metro de altura en mimbres (vergas) hechos por lo hombres en las noches de invierno).
Los vendimiadores iban cortando los racimos en cada cepa, siguiendo los línios, así se llamaba cada fila de cepas. A medida que los cestos o talegas se iban llenando, los hombres los vaciaban en los talegones en los que se transportaba la uva hasta la bodega. Un talegón (talgón) lleno pesaba unos 100 Kg.

Al final de la jornada, se vaciaban los talegones en el Vaciadero, especie de ventana abierta en la parte trasera de la bodega, que servía de acceso al lagar, situado en el fondo de la bodega, a unos 10 o12 metros de profundidad.

Por la noche, o después de terminada la vendimia, en función de la cantidad de uva y de la capacidad del vaciadero, se pisaban materialmente las uvas, es decir que los hombres, y los niños, para los que era una especie de juego, penetraban descalzos en el vaciadero, aplastando con los pies los racimos hasta estrujar completamente las uvas. Esta tarea se llamaba “Pisar las uvas”.

Solamente algunos vecinos disponían de prensas para esta operación.
El líquido (Mosto) así obtenido era recogido en una pila situada en el fondo del vaciadero y con calderos se iban llenando la o las cubas, en que iba a fermentar hasta hacerse vino.

Antes de llenarlas, las cubas se lavaban con agua caliente y sosa. Para ello, una persona se metía dentro con un RANDERO ( Randeiro), especie de escoba hecha con ramajes de arbusto o de urces.
Esta tarea la realizaban generalmente los niños, a causa de lo estrecho del OJO (bocal) de la cuba, por el que un hombre mayor a penas podía entrar.

Para controlar si en la cuba quedaba gas del vino viejo, que podía producir asfixia (de hecho se dieron casos de asfixia o de riesgo de asfixia), se introducía por el ojo de la cuba una especie de tea o antorcha de lino, impregnada de azufre que al mismo tiempo que desinfectaba la cuba, hacía ver, si se apagaba, que aún quedaba gas en el interior.

Una vez comprobado que no existía peligro, recuerdo haber entrado muchas veces y con el Randero ( escoba artesanal de hierbas atadas), haber barrido la cuba, removiendo en todos los sentidos la mezcla de agua caliente y sosa.

Los restos de racimos del año anterior que se sacaban de la cuba servían para elaborar el aguardiente, quemándolos en un alambique o alquitara, que existía en el pueblo ( Ti santiago el Martino ) y que durante varios meses trabajaba para los vecinos día y noche. Los restos de la operación, es decir los racimos aplastados y exprimidos ( hieces) se empleaban como abono.

Era costumbre probar el mosto, dulce y fresco, y hasta los niños teníamos derecho a hacerlo. Durante una o dos semanas se controlaban las operaciones de fermentación y se añadía agua y azúcar, incluso carne, miel etc, hasta conseguir un vino aceptable.

Las bodegas son construcciones típicas, subterráneas en las que el vino se conserva perfectamente a causa de su temperatura constante entre 14 y 16 grados.
Las bodegas se construían en el flanco de la montaña o de un barranco.
Un primer plano horizontal de más o menos cinco metros de largo, llamado portal, cubierto de un techo, en general de adobes o terrones, en el fondo del cual se sitúa la puerta de entrada de la bodega.

A partir de la puerta, un espacio inclinado que se adentra en la tierra, el callejón, de longitud variable, escalera de unos 10, 15 metros, con o sin escalones, que conduce al cuerpo de la bodega, a unos 10 o 12 metros de profundidad y en el que se alojan las Sisas, huecos en que se colocan las cubas, y el Lagar o vaciadero.
Las cubas y los bocoys, de gran tamaño, fabricados por el carpintero, eran montados dentro de la bodega, pues no pasaban por el callejón, que era generalmente de un metro de anchura aproximadamente. Sólo entraban terminados los toneles.

La construcción de la bodega se realiza picando en la tierra arcillosa, barro, como si se hiciera un túnel. El barro, sacado en talegas, en un primer tiempo por la puerta, más tarde por la zarcera, con la ayuda de la Naspa, se vierte sobre la bodega, llegando a constituir un lomo que además de consolidar la construcción sirve de protección que impide las infiltraciones de agua.

La naspa es un instrumento consistente en un madero horizontal que gira sobre dos horquillas clavadas en la tierra. Con la ayuda de varias palancas, que se introducen en agujeros asimétricos hechos en el cuerpo de la naspa, el hombre hace turnar el madero en torno al cual una cuerda en cuya extremidad se ata una cesta, se enrolla hasta que la cesta llena de tierra llega arriba.

Al llegar a la profundidad deseada para el cuerpo de la bodega, se perfora la tierra de abajo hacia arriba hasta encontrar la luz. El agujero así realizado, semejante a una chimenea, en forma trapezoidal, más ancha abajo que arriba, se llama la Zarcera.

En el exterior de la zarcera se instala la Naspa para continuar la extracción de la tierra del resto de la construcción.
Terminada la bodega, la Zarcera sirve para darle luz, pero sobretodo para establecer corriente de aire que evita o disminuye los olores y la humedad.

Antes de continuar quiero hacer notar que trato sobretodo de describir los hechos con la mayor exactitud y con el mayor número de detalles posibles, sin preocuparme excesivamente del estilo literario ni de la belleza del lenguaje. Trato, en una palabra, de hacer historia más historia que literatura.

La construcción de bodegas tenía lugar, por razones meteorológicas, en primavera.

Terminada la vendimia, empezaba una época bastante apurada, la recogida de la patatas, que era sin duda el producto principal del pueblo, porque era lo que se vendía, y casi simultáneamente, en función del tiempo, la siembra del centeno.

Ir a arrancar las patatas era una tarea importante, que se hacía en familia. La carreta, tirada por la pareja de vacas, el cavador y los o las apañadoras.
El hombre iba delante, cavando los pies de patatas uno a uno y detrás, los demás iban apañando las patatas limpias en cestos o calderos y llenando los sacos, que se llamaban también sacas.

Los sacos se vaciaban en una pieza de la casa, una cámara, y por la noche había que realizar lo que se llamaba escoger o apartar las patatas, separando las normales para consumo y venta, las sembraderas, de un tamaño mediano más o menos como un huevo, que se guardaban para sembrar el año próximo y las pequeñas a las que se llamaba "Pa los cochos", es decir que servían para dar de comer a los cerdos y demás animales, cabras, ovejas, etc.
En cada casa se cebaban uno o dos cerdos, de los que hablaré más adelante.

Como en nuestra región hiela mucho, y como las puertas y ventanas de las piezas en que se conservaban las patatas no eran herméticas ni mucho menos, había que tener cuidado de tapar con sacos, trapos o cualquiera otra cosa, las rendijas para de impedir que las patatas se helasen en las noches muy frías del invierno.

A parte de ser el producto más vendido, la patata era el alimento base de las familias. En algunas familias se hacía hasta pan de patatas..

Las patatas de Uña, que crecían prácticamente sin riego ( patatas de secano) siempre fueron muy apreciadas en el mercado por su excelente calidad. Habiendo tenido la ocasión de venderlas por diferentes pueblos, puedo afirmarlo sin temor a exageración ni error.

Una anécdota que me ocurrió en Pereruela lo confirma: En mi tiempo de estudiante, iba cada año con mi padre a vender uno o dos camiones de patatas a ese pueblo. Abríamos el camión en la plaza del pueblo y vendíamos las patatas por Kilos a los particulares.

La señora de la fonda, que nos preparaba la comida, no comprendía tener que añadir agua al pote, acostumbrada a que las patatas, de ordinario, rendían agua que había que retirar. Esta era la mejor publicidad que se nos podía hacer. De vuelta de Pereruela, mi padre traía una carga de cazuelas, especialidad del pueblo de Pereruela aun hoy, que vendía a familiares y vecinos.

El trabajo de la tierra se realizaba con arados, no existían los tractores. Había arados de hierro, (de vertedera) y arados de madera o arados simples de una reja derecha y que trabajaban la tierra menos profundo. El arado de vertedera, semejante a las rejas actuales de un tractor, daba vuelta a la tierra hundiéndose con una profundidad de 30 o 40 centímetros.

La preparación del terreno para sembrar el grano comprendía tres operaciones de arado, Ralbar, Bimar y Terciar, que se realizaban con cierto intervalo de tiempo y en función de las lluvias, que modificaban la dureza del terreno, como indicado más arriba.

Si el terreno, falto de lluvia, estaba duro, era necesario después de arar, moler los terrones, operación que se hacía con un Mayo, instrumento semejante a una maza, pero de madera.
En este caso y en general después de Bimar, se arrodaba. Esta operación consistía en pasar el arrodadero, Instrumento de fabricación artesanal, hecho como una escalera de mano, que se rellenaba en general de cañas entretorcidas y que tenía en una de las caras, clavados en los palos de su armadura, dientes metálicos de unos 10 cm de largo, que pasando sobre la tierra, desmenuzaban los terrones, bloques de tierra dura y seca.

El arrodadero, tendido sobre el terreno, tirado por las vacas y con una o dos personas encima, llegaba al cabo de varios pasajes a reducir casi por completo los terrones, dando al terreno un aspecto liso.

Los arados eran tirados en general por dos vacas, dos mulas o dos caballos.
Un arado está compuesto por tres partes principales: El Puntal, largo palo que sirve para engancharlo al yugo (jubo), la Esteva, parte central en que se fija la Reja, y la Manjera, parte trasera del arado, de madera, inclinada, que tiene en su extremidad una empuñadura para que el hombre pueda guiar el curso del arado y moverlo en todos los sentidos.

También se araba con una caballería sola, que tiraba el arado por medio de dos cadenas enganchadas en la melena y unidas en la otra extremidad en el Balancín. El balancín era un palo de madera con una argolla en cada extremidad en las que se enganchaban las cadenas y un gancho en el medio que se enganchaba al arado. Dicho arado era, evidentemente, mucho más corto que el arado de pareja, que necesitaba el puntal entre los dos animales.

El labrador medio tenia una pareja de vacas. Algunas casas tenían dos parejas y algunas, una sola vaca. El número de vacas de labranza era el termómetro para medir la riqueza de cada familia.
La casa media superior tenia además, generalmente un caballo y en casi todas las casas había un asno (burro), que servía de vehículo de recados y en general de medio de transporte, pues en el pueblo no había coches, aparte, ya en los años 50-55, uno o dos que se dedicaban al transporte público y al comercio, con un sinfín de anécdotas a causa de los malos caminos, de los atolladeros en invierno y también de la falta de conocimientos de los propietarios, que unida a la “ancianidad” de los vehículos, hacían de cada salida del pueblo una verdadera expedición.

A este respecto recuerdo con admiración las intervenciones eficaces de Juan El Ciego, que estando realmente ciego, llegaba a reparar cualquier avería sobre los motores, lo que demostraba capacidades extraordinarias en mecánica.

El Invierno

Terminadas las faenas de las patatas y la siembra, a finales de octubre, principios de noviembre, el trabajo que se hacía era esencialmente el del lino que trataré en un capitulo a parte, el resto del tiempo se ocupaba en reparar los aperos de labranza, acarrear leña para quemar durante todo el invierno, cuidar los animales, que frecuentemente no podían salir al pasto, en fin las tareas principalmente domésticas en los días cortos del invierno.

Las veladas de las noches de invierno, Seranos, eran un aspecto simpático y agradable de esta época del año.

Las Matanzas

El mes de diciembre era el mes de las matanzas. El día de la matanza era en cada familia una verdadera fiesta, con un ritual y costumbres especiales y era la ocasión de invitar a los parientes, que ayudaban a matar y preparar los cerdos, a un día de banquete, a una verdadera fiesta.

Por la mañana, los hombres mataban los cerdos. Entre varios se inmovilizaba el cerdo, se le ataban o simplemente se le sujetaban las patas, mientras el dueño o alguien de los invitados lo sangraba, es decir le plantaba un cuchillo entre sus patas delanteras, tratando de tocarle el corazón para que derramase la mayor cantidad de sangre posible y lo más rápidamente posible.

Sangrar un cerdo correctamente requería cierta experiencia, ya que era importante que el cerdo sangrase mucho. Por una parte la carne quedaba más limpia y por otra la sangre se recogía en un recipiente, siendo aprovechada como alimento.

El plato típico elaborado con la sangre, mezclada con miga de pan y algunos condimentos se llama la Chanfaina.
Era costumbre llevar a los vecinos y a algunas familias pobres un plato de Chanfaina, un gesto más de la solidaridad de la que he hablado varias veces.

Una vez muerto el cerdo, los hombres lo chamuscaban, es decir quemaban con pajas especialmente preparadas para ello (Encaños) las SERDAS (cerdas), las pezuñas,(las uñas de las patas), el rabo, y con agua caliente y con un chincho (trozo de una teja) se lavaba y se raspaba el cerdo hasta dejar el cuero perfectamente limpio. Acto seguido, con el cuchillo se terminaba de afeitar.

El cerdo era colgado de una viga en el portal de la casa, donde se abría en dos, rajándole el vientre con el cuchillo para extraer las tripas, el manto de grasa, los bajos,( livianos), corazón, estómago, asadura, riñones etc, no se desperdiciaba absolutamente nada.

Así abiertos, con la ayuda de una rama afilada por las dos puntas clavadas en cada lado del vientre del cerdo rajado en dos, los cerdos permanecían colgados hasta el día siguiente o dos días, periodo suficiente para que con el hielo de la noche, la carne del cerdo secara y se endureciera.

Dada la poca altura de las construcciones, se tapaba la cabeza de los cerdos con un saco y a veces con una talega para evitar que los gatos pudieran morderlos.

Terminada la tarea de la matanza y el preparado de las tripas ( Deshacer las tripas consistía en pelar la grasa pegada a las tripas, trabajo que hacían los hombres ), las mujeres, vestidas de limpio, como en días de media fiesta, se iban al río a lavar las tripas, que servían para hacer los chorizos (capones).

Cuando las mujeres habían terminado de lavar las tripas, llegaba la hora de la comida que era un verdadero banquete familiar, que duraba varias horas.
Terminada la comida, sobre las 6 o7 de la tarde, los hombres se iban al café y la mujeres volvían a sus casa respectivas a hacer sus tareas habituales.
Era una época patriarcal (hoy llamaríamos a esto machismo).

Por la noche, nueva reunión para una cena en familia, a la que se invitaba al pastor (todo el mundo tenia algunas ovejas que un pastor guardaba en un rebaño que reunía las de varios vecinos, cobrando un precio por oveja).

Igualmente se invitaba al Cabrero, al Yegüero y al Jatero, que tenían un estatuto equivalente al Pastor, para las Cabras, los caballos (yeguas) y los jatos, que eran los terneros de uno o dos años, que aun no se empleaban en el trabajo del campo.

La realización de la matanza se terminaba por el DIA de deshacer los cerdos y de hacer los chorizos ( capones) y el embutido.

Deshacer los cerdos:
Operación que consistía en separar los jamones, las paletillas (patas delanteras), los perniles (Las partes laterales del cuerpo del cerdo), los Bayos, las papadas, la cabeza, que se ponían en sal durante cierto tiempo para asegurar su conservación.

La máquina de enchorizar, (la máquina de hacer capones)es un pequeño instrumento en que se metía la carne picada que, empujada por un tornillo sin fin accionado por una manivela, salía por la otra extremidad, un tubo estrecho en el que se colocaba la tripa, mantenida manualmente, y que, llena de carne, se convertía en chorizo (capón en lenguaje popular ).
Cortados en trozos de más o menos un metro y atados por las dos extremidades, cada trozo se llamaba una Tripa de Capones.
Una Tripa era un regalo corriente para los quintos, cuando marchaban a la Mili, Servicio Militar, para un niño que ingresaba en el seminario o para los ahijados en el día de Año Nuevo, lo que se llamaba El Linaldo(Aguinaldo).

Los chorizos se colgaban en varas horizontales suspendidas a las vigas de la cocina y durante un tiempo, con el humo “Se curaban”, es decir se secaban y cogían sabor y gusto.Frecuentemente, se hacía voluntariamente Humo, quemando urces y jaras en la cocina, a puerta cerrada, lo que aumentaba la cantidad de humo en la pieza, acelerando el proceso de Cura de los Capones.
Una vez más, era necesario hacer prueba de ingeniosidad, valiéndose de los elementos naturales para obtener el resultado que se buscaba.

Este período de matanzas, cura de chorizos y todo lo que tocaba las operaciones de preparación de los cerdos era extraordinariamente simpático, sobretodo por ser la ocasión de comer muy bien y por pasarse totalmente en familia y en un ambiente especialmente agradable, con la ayuda de algunos familiares y vecinos.

El colofón era la cena de Nochebuena, en que se hacia el DERRITE de la manteca, que consistía en derretir en una caldera al fuego de la lumbre, la grasa del cerdo que se metía en ollas para conservarla y que servia a lo largo del año para cocinar.

En la caldera en que se derretía la grasa, se cocían manzanas, que, rociadas con un poco de azúcar, constituían un postre muy apreciado.
Se cocían también ciertas partes del cerdo ( la pajarina, hígado, lengua) lo que daba lugar a una cena suculenta, que revestía un carácter de ceremonia familiar caracterizada.
Las fiestas de Nochebuena y Navidad transcurrían simplemente, la mayor parte de las familias aprovechaba la Nochebuena para hacer el Derrite, que unía el lado practico con una cena especial.
Costumbre muy arraigada, que se ha perdido prácticamente, La Misa de Medianoche, Misa del Gallo, a la que asistía el pueblo entero y que daba el tono de la verdadera fiesta de Nochebuena.
La Nochebuena revestía un carácter eminentemente religioso, las mozas cantaban Villancicos delante del Portal de Belén, el Papá Noel no existía, su carácter pagano lo excluía radicalmente de las columbres de la época. De hecho los regalos a los niños se hacían y aun se hacen el día de los Reyes, no en Nochebuena.

La Noche Vieja se celebraba con menos carácter religioso. El día de Año Nuevo, los niños iban a visitar a sus padrino y Madrina, que les daban el Linaldo, que consistía generalmente en una Tripa de Chorizo. Por el tamaño de la tripa, generalmente cortada en forma de cayada (cacha), se medía la generosidad y la estima de los padrinos por sus ahijados.

El mes de enero, y en general los tres meses de invierno transcurrían sin tareas de apuro y se ocupaban en cuidar los animales, ovejas, cabras, a los que había que dar alimentación complementaria, ya que en el campo no encontraban bastante alimento e incluso había días en que no salían a pastar, a causa del mal tiempo.

Los hombres tenían durante el invierno todo el tiempo necesario para reparar y fabricar los arados, arrodaderos y otros instrumentos de labranza, tornaderas, viendas, palas, viendos, azadones, azadas, Ganchos, Forcones, yugos (jubos), melenas y demás artículos que iré recordando.

Otra tarea del invierno, Ir al monte. Con las carretas se traían cargas de sardones, ramas de encina cortadas en los Quiñones del monte. El momento de descargar, tirar el caraputino, era muy apreciado por los niños, que recogíamos las bellotas (abellotas, en el lenguaje de entonces) y las flores secas de las jaras que nos servían para jugar, como si fueran pequeñas peonzas.

Merecería la pena explicar estos juegos a los niños, lo que les haría sin duda valorar los juguetes actuales y admirar la ingeniosidad de los niños de entonces, obligados a improvisar juguetes, lo que fomentaba de manera especial la iniciativa de cada uno.

Durante todo el invierno y sobretodo los días de Matanza, uno de los juegos preferido de los niños y jóvenes eran los Resbaladeros.
En las calles, principalmente en algunas situadas a la sombra, a la beseo, se formaban verdaderas pistas de hielo (Carámbano). sobre las cuales nos lanzábamos resbalando. Hay que tener en cuenta que los zapatos de madera llevaban una herradura metálica con clavos que hacían oficio de patines.
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Una vez más tenemos que destacar la ingeniosidad para improvisar pistas con el único medio del hielo natural. Estábamos a kilómetros luz de las pistas de esquí o de patinaje actuales, lo que no nos impedía organizar verdaderas competiciones.

Partiendo del principio que la vida transcurría ritmada por el tiempo y por el clima, cada estación del año era vivida mucho más intensamente y mucho más lentamente que en la actualidad, aprovechando cada circunstancia para sacar provecho en uno u otro sentido.

El invierno era la época de la convivencia, porque había mucho tiempo libre. La matanzas, de las que he hablado, las fiestas de Navidad, Año Nuevo etc, eran otras tantas ocasiones para fomentar las relaciones entre parientes y vecinos.

Lugares de reunión por excelencia, los cafés.

Había tres principales : Patatero, (Café Oriental, ver foto de la página de inicio), enfrente del actual café de Mayo, Carajito (en la plaza de la Puerta la Iglesia), Ti Juanito, en la calle principal también, junto al Reguerón, dirección Molezuelas.

Los cafés tenían una importancia extrema en la vida de Uña; lo que continúa actualmente. En Uña la gente adora jugar a las cartas, Tute, verisca (el juego de las mujeres en las matanzas, que he olvidado de llamar por su verdadero nombre que era YADA, estar de yada), julepe, subasta y mucho más tarde el mus.

Había en Uña una generación de grandes jugadores de DOMINO, tanto a la partida normal como a la GARRAFINA y al CHAMELO.

Por otra parte, cuando aun no había luz eléctrica, los hombres salían al café en las noches de invierno, para poder charlar y jugar, a la luz, entre vecinos. El café era, además del juego, el lugar de tertulia y hay que reconocer la labor cultural y sociológica de los cafés independientemente del aspecto lúdico y comercial.

De cuando en cuando y aun se recuerdan algunas célebres, se organizaban partidas de JULEPE y de GILE que costaron serios disgustos a más de uno.

Además de estos tres cafés, existían varias tabernas, generalmente unidas a tiendas de Ultramarinos y alimentación : escabeche, pimiento, sal, aceite, jabón etc,, los productos indispensables que era necesario comprar.

La casa de Ti Maroto en la calle de Arriba, enfrente de Chapodicas. Este señor, personaje extraño, sobre quien se contaban terribles historias de Maquis, de guerra, era el terror de los niños, su voz, su físico impresionante hacían que se entretuviera una especie de leyenda, ya que además, había estado ausente del pueblo mucho tiempo, lo que añadía misterio a su personaje.
Se contaba que en su casa tenían lugar reuniones secretas en las que las ideas de Maquis, Rojos, Masones se mezclaban sin saber exactamente donde terminaba la realidad y donde empezaba la leyenda.
Sin duda fue este señor uno de los personajes oscuros de la posguerra, periodo propicio a las historias y suposiciones o invenciones.

Otras tabernas, Lorenza, situada al lado de Ti Juanito. Lorenza estaba casada con Felipe El Curica, hijo de Ti Tomás El Cura, que también tenia una taberna en el Rincón de Ti Logio (Eulogio), llamado también Rincón de Ti Cura. Felipe El Curica era carnicero, era jorobado, casi enano. La taberna de Lorenza fue siempre la oficina del recaudador de la Contribución, que venía cada trimestre o cada seis meses a cobrar dicho impuesto.

Enfrente estaba la tienda y tasca de Baldomero y Argelina, que daban comidas a los vendedores ambulantes, viajeros, funcionarios. Tenían con frecuencia en pensión un maestro o maestra y hacían comidas para los mozos por las quintas o por S JUAN.
Había costumbre por S Juan de limpiar las fuentes del pueblo. Los mozos limpiaban los pilones, saliendo a continuación a pedir de casa en casa (por las casas) y con lo que obtenían celebraban un banquete, casi siempre en casa de Ti Argelina.

Otra tienda-taberna : Manuel Marotico, sobrino de Ti Maroto, casado con Antonia La LINDA, mujer verdaderamente típica, pequeña, rezungona, con su rodao, sus zapatos de tacón puro estilo del país y su pañuelo atado sobre la cabeza con el nudo encima,.Este señor tenia su carro y su mula e iba cada jueves a Benavente de donde traía de todo, era sin duda el más surtido pues tenia también ferretería, bisutería etc.

Años más tarde, al ir desapareciendo los viejos, se abrieron las tiendas de La Taquita (Miguel Fabianico) y Esperanza (Josequin), situadas en la plaza de la Puerta la Iglesia la segunda y un poco más lejos, junto a la panera del Ferrerico la primera. Era ya la época en que empezaban a funcionar coches y camiones.

Funcionaban en el pueblo varios talleres en las distintas ramas, a saber :
Carpintería :
Los hermanos MAYO, Antonio y Manuel tenían un taller cada uno, en la calle de arriba junto a Perrucho lo tenia Manuel y Antonio lo tuvo en casa de su suegro Ti Barrerico. En una época se asociaron en el taller situado en lo que es hoy el bar de Mayo, con relaciones bastante tormentosas entre los dos hermanos.

Otro taller, el de Perico, que hacia carros y ruedas para toda la contorna.
Más tarde, Manolo, su hijo mayor, empezó la moda de las carretas con pinturas originales. Sobre las costanas (laterales) pinturas simétricas, motivos impersonales, copiados sobre libros o revistas. En los cañizos( especie de compuertas en las partes delantera y trasera y que servían para cerrar el carro y poder cargar),
escenas e iniciales en magnifica caligrafía.

Recuerdo el carro de mi padre (carro de caballo, con muelles, freno, toldo, en fin, casi lujoso) en cuyo cañizo Manolo había pintado Androcles y el León agradecido, motivo del tema de la famosa leyenda. Teniendo en cuenta los medios de que disponía, sus realizaciones tenían un gran mérito.

Una actividad sin competencia era el taller de Ti Pedro El Tuerto, ebanista, que fabricaba muebles y piezas de lujo, barnizadas y talladas con calidad indiscutible.
Este señor, casado con la Señora Rafaela, formaba parte del grupo de emigrantes a Francia de principios de siglo, que crearon la compañía de teatro de Uña.
Del teatro y de esta emigración hablaré más adelante.

A pesar de la existencia de talleres, cada vecino fabricaba la mayor parte de sus aperos y materiales, recurriendo a los profesionales para la conclusión de los mismos.

Las Fraguas

Actividad importante la de las fraguas, que debían afilar las rejas de los arados, hacer los aros que ocupaban en las ruedas la plaza de las actuales cubiertas, afilar y reparar azadas y azadones, picos, ganchos de vendimia y otros objetos.

Las principales eran las de Ti Manuel El Parrao, en la calle del Puente Nuevo, que cerro a su muerte. Esta familia emigró a Argentina. poco tiempo después.

Sin duda la más importante fue la de PARRAO, Francisco, sobrino del primero y personaje original y raro, con destellos de genio y muy mal carácter, solamente comparable a su genio. Su fragua estaba situada en la Amargura y aun continua su hijo Paco.

Cerca de la suya funcionaba la de Domingo el FERRERICO (Domingo Vázquez Paramio, de Quintanilla de Justel ), casado con Engracia la Lazarica y cuya sumisión y miedo a su mujer eran legendarios hasta el punto que se le llamaba Domingo que te casco, haciendo alusión a las imprecaciones de su mujer cuando Domingo, antes de entrar a trabajar, tomaba el café en casa de Patatero.

También existió al lado de Parrao, la fragua de su yerno Santiago El Cachorro, de menor importancia y de menor duración El matrimonio de Santiago y Maria fue un ejemplo de las dificultades encontradas por algunas parejas a la hora de casarse a causa de la oposición de una u otra familia.

Eso me da la ocasión de hacer resaltar que en medio de gentes anodinas, sin historia y en condiciones muy precarias, la fuerza del amor ha sido siempre enorme y ha acabado triunfando sobre las dificultades. Es extraordinario observar la intensidad de numerosas historias de amor vividas en esa época..Me cuesta resistir al deseo de contar algunas para rendir honor a personas que pasaron su vida sufriendo en el anonimato más completo.

Pero sería quizás desvelar viejas historias con riesgo de despertar viejos rencores. Dejo sin embargo constancia de que en un pueblo sin historia y en épocas ya lejanas, terribles pasiones existieron y verdaderas historias de amor y crueldad fueron vividas.

Que estas alusiones anónimas sean el honor que quiero rendir a tantos hombres y mujeres cuya vida fue destrozada por razones de egoísmo e incomprensión de la parte de los padres, prisioneros a su vez de la necesidad y del interés inevitables.

Voy casi sin querer, mezclando mi historia y las observaciones que se me ocurren, por la simple razón que la vida, las personas y las condiciones estaban íntimamente ligadas y con frecuencia no tienen razón de ser citadas las unas sin las otras.

Las Zapaterías

No puedo olvidar al hablar de talleres en el pueblo, las ZAPATERIAS : Ti Mateo El Chulo, en el Rincón que llamábamos también Rincón de la Chula.
Hacia zapatos de alta calidad, era un hombre muy serio, con su bigote importante y su sombrero. Recuerdo que este hombre echaba de cuando en cuando el Incarnatus, con una voz de tenor, maravillosa.

Alfredo, sin duda el más popular. Su taller era, como las carpinterías o las fraguas, lugar corriente de tertulia y de chismorreo, donde te podías enterar de casi todo lo que pasaba en el pueblo.

Ti Dionisio el Rey. Tenía su taller en su casa de la calle de arriba. Cada uno tenía su estilo, haciendo los tres, zapatos de calidad.

El calzado de la época se resumía a tres o cuatro modelos solamente : Zapatos con tacón , sandalias y botas bajas para las mujeres, zapatos bajos, botas de corte, botas de feria y de fuelle y también sandalias para los hombres y Zapatos de madera para todos.

Reservadas a las mujeres que no trabajaban en el campo y a los notables, las MADREÑAS, llamadas vulgarmente GALOCHAS, hechas enteramente de madera, decoradas con diversos dibujos en su parte delantera superior y con tres tacos tallados en la masa de unos cinco cm. de altura, dos en la parte delantera y uno en el talón. Las personas que las usaban andaban en zapatillas por la casa y para salir a la calle, a causa del barro y agua, metían las zapatillas en las galochas que con sus tres puntos de apoyo, permitían un aislamiento total y eficaz, de los pies.

Las madreñas no se fabricaban en el pueblo; se compraban en La Bañeza, Benavente o Santibáñez y frecuentemente a los vendedores ambulantes que venían regularmente al pueblo.

Un tipo de zapatos menos corriente: Las Albarcas (abarcas), hechos de tiras de goma de recuperación de las cubiertas de automóvil.

Los zapatos de madera eran el calzado de todo el mundo para el invierno. Se compraba el corte (el cuero) y la planta (los maderos) que también se compraba hecha, era de madera, perfectamente adaptada a la talla del pie. El zapatero unía los dos elementos, pulía la madera, cuando era necesario y el resultado era un calzado adaptado a las calles llenas de barro (tollo) y agua.

Los zapatos de madera se hacían herrar por el herrero que fabricaba, semejante a las de los caballos aunque de hierro más estrecho, una herradura para el talón (tacón) y otra para la parte delantera.

A pesar de ser un poco rudimentarios, había que ver las buenas mozas (varios ejemplos me vienen a la mente) pisar fuerte por las calles, desplegando con su andar característico la fuerza de personalidades lejos de ser banales.

Por pura curiosidad o por gusto personal, recuerdo la frase de “Zamora” un domingo al salir de misa . “Cuco, hay que regar eso a ver si reverdece “ .
Admiro tal ejemplo del humor finísimo de Uña.
El significado de la frase no tiene valor fuera del contexto del momento y de las circunstancias reales por lo que no me extenderé en explicaciones.

Los Sastres

Tres : Ti Moldes, el más antiguo, Ti Antonio El Sastre, que llamábamos simplemente Ti Sastre, y Patatero, el mismo que tenia el café.

Patatero ha sido, por diferentes razones, uno de los personajes representativos y sobretodo cómicos de la posguerra y durante largos años en Uña.
Sus cóleras, jugando a las cartas o al dominó, eran célebres, hacia parte de la tropa de teatro y era el perfecto cacique inofensivo que recorría el pueblo, inspeccionando las obras que estaban en curso de realización, que curioseaba todo, que hablaba y « sabia » de todo y a quien no se podía llevar la contraria bajo pena de anatema y de cólera inaguantable. Era, eso si, un gran actor dramático, El Comendador en el Tenorio.Un día quizás, me extenderé sobre la historia de este personaje singular, que años más tarde ha ido a ver durante diez días seguidos « Donde vas, Alfonso XII »
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Otra de las actividades típicas de Uña en esa época : El Aguardentero, el Alambique de Ti Santiago el Martino.
En su alambique se hacia el aguardiente para todo el pueblo, quemando los restos de racimos de uva (HIECES), que guardaban dentro de las cubas de vino de un año para otro.
El aguardentero trabajaba de noche, lo que daba ocasión a los hombres, mozos, principalmente, de visitarle y de probar una copita de aguardiente.

Otra actividad original, Evangelina y su marido Juan el Ciego ( era ciego de verdad, consecuencia de la guerra); hacían fideos ; las mujeres les llevaban harina y en un taller especializado hacían los célebres fideos, plato local por excelencia en bodas y banquetes.

Y terminaré el enunciado de lo que pudiéramos llamar el tejido industrial del pueblo, citando las tiendas de tejidos (Joaquín el Cesquín), los barberos, entre ellos, mi Tío Antonio, personaje célebre, soltero, que vivió muchos años en Francia de donde trajo la cultura y el estilo, que siempre conservó. Traje de rayas a la Borsalino y sombrero canotier a la Maurice Chevalier cuyas canciones conocía y cantaba en un perfecto francés con el más puro acento Parisino.

El otro barbero era Tomás el Molón (Canario) cuya clientela era más bien la gente joven.

Curiosidad del oficio : Mi tío tenia clientes que venían a afeitarse todos los sábados y que pagaban anualmente. Ti Alonso el Sacristán era uno de los fijos.

En otro orden de ideas, recuerdo la existencia de Comadronas, mujeres que asistían las parturientas. Ti Negra, Ti maría,(vecina del rincón en que vivían mis padres, madre de Ramón y Simón y casada con Ti Ignacio el Rey),era una de ellas y recuerdo haber visto a esta señora salir de mi casa, limpiándose las manos en su mandil, después de asistir a mi madre en el nacimiento de uno de mis hermanos.

A partir de aquí, trataré varios temas separadamente :

1) La organización de la vida en el pueblo, junta de las vacas, ir con la vacada, la vela, tocar a lumbres, reconstrucción de las casas quemadas, el riego (el papel del vedor), el guarda y el guarda de las viñas, el guarda jurado, la ceremonia de las bodas (ejemplos), la pedida de manos, los proclamos, el cobrar el piso, la cencerrada, poner el ramo, los seranos, el baile, el paseo por el puente, los quintos, las cofradías,(confradías), las procesiones, las fiestas , El Entruejo, los carnavales,

2) El lino, industria local y única, el proceso de la siembra hasta la fabricación de los cordeles, los cordeleros.

3) El teatro, los hombres, el teatro de la escuela, el eco regional de las representaciones.
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4) El proceso de construcción de las casas, apañar tierra, prepararla, tapiar, los maestros, las soleras, las jaras, la ripia, los adobes, las lizarzas, los terrones, capiar, cubrir, recorrer los tejados

5) Trataré de reconstituir nominativamente, todos los habitantes del pueblo que recuerde. Me gustaría recoger información sobre este punto con el fin de reconstituir con exactitud la población de dicha época.

6) El trabajo del campo, Ralbar, bimar, terciar, arrodar, siembra, mantenimiento del centeno, ajijar, segar, acarrear, trillar, dar vueltas a la trilla, dar la vuelta a la pala, aparvar, limpiar, dormir en la era, hacer encaños, Meter la paja, las carretas,( las partes componentes de una carreta : La bracera, palombilla, costanas, costanas de palo, cañizos, ruedas, bujes, rayos, aros, Pinazas, Pernillas, hijada, tentemozo), encalcar, vendiar, vencejos, tornadera, pala, rastra o rastro, el viendo para limpiar, aparvar para el vecino, arrebujar la trilla, derramar, trataré de describir en detalle las faenas y los instrumentos usados en cada uno, la hierba, el gadaño, los pozos de regar, cigueñales, quebraderos, surcos(sucos). Una tierra al lado de alguien esta « en suco »de alguien. Trato de recopilar los nombres de una serie de herramientas y ustensilios con el único fin de que dichos nombres no caigan en el olvido.

7) El pan, en cada casa y el panadero, las hogazas, bollas, picas, la pica para los pastores.

8) Las fiestas, las romerías, la feria de Rionegro, los miércoles de Santibáñez, la fiesta de Castro, la Peregrina, El Campo de Rosinos.

9) La cuaresma, las confesiones, las tinieblas, la escuela de adultos.

10) Los juegos, la calva, el guá, las cartas entre niños, (cajas de cerillas), el minchés, la tona, el juego con tabla y el porro picudo, los bolicos, la peonza, la raya para las niñas, la comba, las hondas (frondias).

11) El carámbano, los resbaladeros, los arromaderos, la vacada, el turno por vecinos, los seranos, las enllenas (crecidas del rí), ir almonte, tirar el caraputino,

12) Los aperos y todo lo referente a las vacas y animales en general detallando lo más posible lo referente a cada uno de ellos, herrar las vacas y animales, el en que se suspendían las vacas para herrarlas

13) los esquiladores, los estañadores, los trilleros de Cantalejo, los cacharreros, los tenderos, el recaudador, el capador, los traperos, el trueque, los hueveros, los fotógrafos, los relojeros, los afiladores, los pobres, los húngaros, los portugueses, los ciegos, los titiriteros,

14) La emigración, la de principios de siglo, Argentina, Francia, la segunda, años 60, principalmente a Francia, emigración interior, Avilés, Madrid, Barcelona…

15) Hasta aquí y sin pretender un carácter exhaustivo, he tratado de recorrer las actividades, los personajes y la configuración de UÑA. Pienso tratar cada capitulo citado in extenso poco a poco en función de mi tiempo y humor, probablemente en una próxima versión, después de haberme asesorado cerca de los ancianos.

Organización

Al margen de la política oficial, es muy interesante analizar la organización interna del pueblo para el funcionamiento diario. Para mantener los caminos, los regueros, las calles, en buen estado, existían lo que llamaba »Los Regueiros ».El Alguacil tocaba las campanas, a regueiros, le gente conocía el toque y una persona de cada casa salía a trabajar en el lugar determinado por el Ayuntamiento. Tratándose de arreglar un camino, un concejal daba a cada uno, por orden de « vela », es decir por orden de situación geográfica en el pueblo, algunos metros (una PIARA) que debía arreglar. Era una ocasión agradable de encontrarse todos y de trabajar en el buen humor.

La Junta

Dada la importancia que tenían en esa época las vacas, que eran el instrumento indispensable del trabajo del campo y la casi imposibilidad de remplazar una vaca en caso de muerte, existía una Junta, asociación de vecinos en el más puro espíritu mutualista.

Cada año, los dirigentes de la junta recorrían el pueblo de casa en casa para Tasar, valorar las vacas de cada uno, estableciendo el importe que se pagaría en caso de muerte del animal y la cotización de cada vecino en función del valor de sus propias vacas.

La junta funcionaba de manera gratuita sin ningún gasto de funcionamiento y los dirigentes se renovaban cada año. La cotización y el valor de cada animal, establecidos de antemano, impedían todo litigio o reclamación en caso de siniestro.

Seguro de Incendios

En caso de incendio de una casa, la primera persona que se percataba de ello subía al Campanario, tocaba « A LUMBRES », un toque especial, perfectamente conocido de todos, que al final del « Repiquete » sonaba una sola campanada si el fuego se producía en el barrio de Arriba, dos en el Chano y tres en las Puentes, es decir en el barrio del Río. Era una manera de facilitar la rapidez de intervención, orientando a la gente sobre la dirección a tomar.

El casco de la casa destruida por el fuego era reconstruido por el pueblo. El ayuntamiento daba los materiales, la mano de obra eran los vecinos, siempre por “vela” ». Este sistema, como en el caso de las vacas, permitía al vecino recuperar su vivienda, lo que en la mayor parte de los casos era imposible a titulo personal, primero por falta de medios y por que eran rarísimos los vecinos con seguro. El interesado debía asumir la refección interior de su casa, beneficiando siempre de la ayuda de los vecinos, que no dudaban en venir en apoyo del desafortunado.

La « vela », orden de intervención, servia, además de los regueiros, para ir con la vacada, para cavar las sepulturas en caso de muerte de un vecino, para albergar a los pobres que venían pidiendo por los pueblos, en fin que existía un orden casi natural en el funcionamiento de la vida corriente, que tenia fuerza de ley y que todo mundo respetaba.

Los Guardas

Como el agua para regar era escasa, pues no existían estructuras en ese sentido, se nombraba un VEDOR, responsable y guardián de que se regara por turno riguroso, con la poca agua del reguero. El agua tenía una importancia primordial y podía ser objeto de altercados que era necesario evitar.

Había un guarda del campo permanente, que debía vigilar que los ganados no entrasen en los terrenos sembrados, ni en las zonas cotadas por el ayuntamiento en función de los diferentes cultivos. Este puesto terminó por ser oficial, dando lugar al nombramiento de Guardas Jurados, algo semejante a las milicias de seguridad actuales. Recuerdo el primero (Clodoveo), de Granuncillo y a su hijo llamado Horacio ZURRO GALENDE, que venia con nosotros a la escuela.

Se nombraba cada año un Guarda de las viñas, encargado de vigilar los eventuales robos, o más bien pequeños hurtos de uvas, la época antes de las vendimias y sobretodo tratar de ahuyentar los perros, grandes consumidores de uva madura.

Los Seranos

Manifestación típica de la convivencia de la época, los Seranos.
Mientras los hombres iban al café, donde pasaban tres o cuatro horas de partida y de tertulia, las mujeres se reunían en la cocina de una de ellas, alrededor del fuego de la chimenea, para hilar, coser, remendando pantalones, calcetines etc. y hacer una tertulia simpática contando los chismes de actualidad en el momento, haciendo y deshaciendo parejas, especulando sobre las historias de casamientos posibles o probables.

Algunos seranos se convertían en verdaderas tribunas de las que salían las noticias del día siguiente, siempre en referencia a los amoríos de unos y otras.
Eran, lógicamente, la ocasión para que los mozos pudieran rondar las mozas, la mayor parte de las veces con la complicidad de las vecinas, ya que en general, las madres se debían de impedir o dar la impresión de impedir los encuentros nocturnos de sus hijas con los eventuales novios.

Las Bodas

La publicación del anuncio de una boda por el cura se llamaba Proclamo (En lenguaje de Uña, APLOCAMARSE )
Durante tres domingos consecutivos, el cura lo anunciaba en la misa y al cabo de los tres domingos, la boda podía celebrarse, si nadie había interpuesto algún impedimento de orden moral, religioso u otro que pudiera impedir el matrimonio.
En caso de matrimonio entre parientes cercanos, primos, por ejemplo, era necesario pedir una dispensa al Obispo.

Costumbre ancestral en caso de proclamo, Echar el carril. Con paja molida se trazaba una huella desde la casa del novio a la de la novia, lo que significaba que el plocamo (Aplocamarse) era inminente. Normalmente eran los amigos del novio o el mismo novio que se encargaban de echar el carril durante la noche.

Las bodas se celebraban en general en la casa de la novia y el sábado.El jueves que precedía la boda, los mozos y mozas invitados acarreaban mesas, bancos, platos y cubiertos prestados por los vecinos.El viernes se mataban los corderos o cabritos necesarios, se preparaba la casa en general y el sábado tenía lugar la ceremonia del casamiento.

Antes de ir a la Iglesia, era costumbre que el Padre del novio diera a su hijo la bendición antes de salir de casa en busca de su novia.Terminada la ceremonia en la Iglesia, empezaban dos días de fiesta y banquete interrumpidos.

El matrimonio civil apenas tenía importancia. En esa época el aspecto religioso primaba.

Personajes importantes: Los Padrinos, que eran el padrino y la madrina de bautismo:
Al final del banquete del sábado, ambos repartían El Bollo, especie de roscón, a todos los invitados, el padrino añadiendo un cigarrillo y a veces un Puro para los hombres. Las mujeres no fumaban entonces. ¡ Cómo han cambiado los tiempos!

Al anochecer, los padrinos hacían el Desempadrinamiento, a saber: Reunían en el portal de su casa a todos los vecinos del pueblo, ofreciéndoles también el Bollo y Vino a discreción. Esta ceremonia simpática era considerada como el término de las obligaciones de los padrinos con respecto a sus Ahijados, que al casarse se emancipaban.
Se confiaba la cocina de las bodas a uno o dos cocineros, que aunque no profesionales, tenían la costumbre y el renombre de hacer cocina para un gran número de personas. Ti José El Mayo, Ti Alonso El Rey eran, entre otros, los más apreciados.

Cuando un joven forastero ( folastero que diría Pillín), cortejaba una joven del pueblo, era costumbre que los mozos del pueblo le cobrasen el piso, una especie de entrada al pueblo, cuyo importe se determinaba en función de la familia, más o menos rica, o de la belleza de la joven.

Ese dinero se echaba en vino y el hecho de pagarlo confería al joven forastero el estatuto de vecino del pueblo. En caso de no acceder a pagar, se solía dar una cencerrada el día de la boda. Es una cacerolada con los cencerros del ganado. En ese caso la integración del joven al pueblo era problemática. Hay ejemplos concretos en que la integración ha tardado años en ser efectiva

El Lino

El Lino es una planta herbácea, que alcanza una altura máxima de un metro. Es una planta filiforme, con una o varis flores azules que se convierten en cabecitas del tamaño de una media avellana, con una corteza frágil, de color beige con rayas verticales de color marrón oscuro en cuyo interior se desarrollan tres o cuatro pepitas, llamadas Granos de linaza que molidas en molinos especiales, producen el aceite de linaza, aplicado en pinturas y que servia en la antigua medicina popular para hacer cataplasmas.

La planta, su fibra, se usa, después de un complejo proceso de elaboración, para fabricar tejido, telas, y para hacer cuerdas, que es lo que ha constituido durante largos años la principal industria (perdonar la exageración) de Uña.

El lino se sembraba en primavera en terreno fértil, linares, nombre que se aplica por extensión a todos los terrenos en que se cultivaba incluso si son dedicados a otros fines. Los linares son los terrenos de calidad, en zona de regadío, la Vega, La Barrera, Pragueso, Salinas.

El lino crece muy apiñado, lo que impide prácticamente el crecimiento de malas hierbas, necesita ser regado con frecuencia y se arranca, cuando está seco, a mano. La cultura desde la siembra a la recogida no reviste ningún carácter particularmente interesante o curioso. Es a partir del momento en que se recoge, que el trabajo del lino aparece como un ceremonial y que su influencia en la vida del país es considerable.

El lino, recogido y en haces atados con un vencejo de paja, es expuesto en la era donde va a comenzar el ciclo de operaciones.
El lino se extiende sobre la era formando un marco, como el marco de un cuadro, de forma cuadrada o rectangular de un espesor de 5 a 10 cm. ; la largura de las fibras, de más o menos un metro, dan la imagen de un verdadero marco de cuadro pintado, de una figura geométrica regular perfecta.
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Dentro de ese marco, se colocan varias líneas de lino, como si fueran líneas escritas, entre las cuales se deja suficiente espacio para poder andar.
Así tendido, la figura realizada se llama TENDAL, El lino, la caña del lino, termina de secar para lo cual las mujeres le dan vuelta cada tres o cuatro horas. Estamos en septiembre y el sol calienta aun. El lino se extiende con las cabezas al interior del cuadro.

Cuando el lino est bien caliente después de varias horas tendido, empieza lo que se llama Mayar el lino. Los hombres y también las mujeres se colocan frente a frente por parejas y sirviéndose de un MAYO, instrumento hecho de un trozo de madera , liso en su cara inferior, de aproximadamente 1 Kg. de peso y de unos 30 cm. x 15 cm , con un agujero en el centro en el que se ha metido un Mango hecho de una rama de árbol flexible ( fresno o Humeiro), de un metro de largo más o menos y de dos o tres centímetros de espesor, empiezan a golpear las cabezas del lino para extraer los granos, aplastando las cabeza.

Golpeando alternativamente y de manera rítmica, en cadencia (se llama Mayar al Repiquete ), los mayadores van siguiendo la fila hasta abrir todas las cabezas. Cuando la fila está terminada, las mujeres dan la vuelta al lino para empezar de nuevo, el espesor de la fila hace que es necesario darle la vuelta para repetir la operación del otro lado. Al final de la operación, no queda prácticamente la más mínima cabeza sin ser abierta.

Era extraordinario escuchar el ruido de esta faena en las tardes de septiembre, cuando más de 100 Mayos golpeaban al mismo tiempo.
Daba la impresión exacta de una inmensa traca, lejos en el aire de las puestas de sol magnificas de colores, de los meses de septiembre de mi tierra.

Es muy difícil transcribir las impresiones y los recuerdos de esos momentos verdaderamente bucólicos, que eran auténticas ceremonias, al mismo tiempo que verdaderas competiciones en las que cada uno trataba de destacar y de mostrarse. Un mozo que se respetaba, se debía de mayar con arte y fuerza. Muchos ojos lo miraban valorándolo y algunos soñando y haciendo proyectos.

Terminada la operación las mujeres recogían el lino en haces (Mañizos ) y barrían los granos para después limpiarlos al viento con la ayuda de los Viendos
para separarlos de la corteza restante.
De una parte quedaba el grano (linaza) y de otra la corteza (Pujas), que servia de alimento para los animales y accesoriamente era el tabaco de los niños que empezábamos a aprender a fumar. Creo que todos hemos probado un cigarrillo de pujas.

Después de esta primera operación de la limpia, se cribaba la linaza ayudándose de Cribas, cerandas. Una ceranda es un instrumento hecho de un circulo de madera, al que se ha clavado un fondo de grilla metálica fina o una piel tensa, llena de pequeños agujeros, por los que pasa el grano y que retiene la paja o cortezas. Se emplean para cribar el grano de lino, de trigo, centeno, cebada etc, eliminando los restos de paja o de fibra restantes después de la limpia.

Más tarde, y para afinar verdaderamente la operación de separación de los granos y la maleza que aun quedaba, El ACRIBADOR, Gregorio, de Arrabalde, venía de casa en casa con unas Cribas especiales ( pieles con agujeros de diferentes tamaños, de más de un metro de diámetro), haciendo un trabajo de profesional.

Este hombre, a parte su oficio, era un verdadero juglar, cantaba canciones, coplas y nos contaba historias y chistes de gran calidad.
Era célebre su romance de la Ermena, en que nos cantaba la Batalla de la que he hablado. Personalmente, me profesaba un gran afecto y muchos años después, teníamos gran placer en encontrarnos. Desde aquí y en nombre de todos, le envió un abrazo y el mejor recuerdo.

La linaza ( nombre que se daba al grano de linaza) era molida en un molino especial para extraer el Aceite de Linaza, de múltiples usos. En Uña había un Molino llamado el Molino La Aceite que yo recuerdo haber visto funcionar y que sigue siendo hoy un paraje que llamamos por ese nombre, al sur del pueblo, situado cerca del Real, yendo por el camino de La Mayada y la Mediana.

El lino, la planta, despojada del grano era objeto de un proceso curioso de elaboración para fabricar las cuerdas (Cordeles), que serian vendidos en fin de ciclo.
Primera fase del ciclo : ENRIAR.

Enriar quiere decir meter el lino en el agua durante unos 15 días en plataformas ordenadas, para que se ablande y al mismo tiempo endurezca la fibra. Esta operación se realizaba en el río TERA, en Vega de Tera. Se iba a Vega (VEIGA ) en una interminable recua de Carretas cargadas, como se puede ir al Rocío.

Los niños soñábamos con ese viaje, nosotros que no íbamos nunca a ninguna parte y que lo asimilábamos a una especie de Peregrinación, que nos permitía ver un pueblo nuevo, un Río Grande y la posibilidad de apañar piedras hermosísimas, que no encontrábamos en Uña. Era de tradición para los niños traer un cesto de piedras, del tamaño de un huevo más o menos que presentaban extraños dibujos o vetas de colores, muy bonitas y originales.

Los mozos y los mayores solían traer del Tera las Calvas, piedras alargadas que servían para lanzar en el juego de La Calva, deporte a la moda en los años cincuenta y que vuelve a ser de actualidad desde hace algunos años.
Pasados los quince días de enriada, la misma procesión de carros volvía a recuperar el lino para continuar el proceso de elaboración.

El agua teñida y contaminada por el jugo desprendido del lino era mortal para los peces. Imagino la reacción que hubieran podido tener los actuales ecologistas ante tal catástrofe ecológica. Algunos años más tarde, de hecho, esta práctica se prohibió, con las consecuencias lógicas para la industria del lino en el pueblo.

La fase siguiente era de nuevo MAYAR, pero de forma diferente. La primera operación que he descrito más arriba tenía por objeto separar el grano de la caña.
Esta segunda trata de aplastar la caña, para recuperar únicamente la fibra exterior, la piel en cierto modo, el interior de la caña (TASCOS ), roto por los golpes, siendo desechado.
La primera mayadura se hace sobre el suelo y se maya únicamente la cabeza del lino para extraer el grano.Esta segunda operación se realizaba sobre la PIEDRA de MAYAR, especie de mesa constituida por una peña posada sobre un pedestal de adobes o tierra, colocada en el portal de las casas y más generalmente al exterior, delante de la fachada. De la altura normal de una mesa, permitía trabajar de pié. Para golpear el lino, colocado sobre la piedra en pequeñas cantidades,(Mayaduras), más o menos dos kg, se empleaba un instrumento de madera llamado Mayadera.

La mayadera es un instrumento de madera de unos 60 cm. de largo, de unos 10 cm. de espesor y otros tantos de ancho, cuyo peso no excedía el kg. y que tenía, labrado en el mismo cuerpo de la madera, el Mango, es decir una empuñadura del calibre de un mango de pico o pala, de unos 15 cm. de largo, en un extremo.

Sirviéndose de ella como de un martillo, se conseguía quebrar la fibra del lino sin cortar la capa finísima que la recubre, que era lo que se trataba de recuperar y que servía para hacer las cuerdas o la tela de lino más tarde. Este trabajo era realizado indiferentemente por hombres o mujeres y se hacía normalmente de buena hora por las mañanas y al anochecer.

Ese momento de mayar en fin de jornada era la ocasión ideal para los mozos, de venir a cortejar las mozas, ya que, aunque a la puerta de casa, se hacía en la calle y los padres no podían, en general, impedir que los mozos se acercasen. No hay que olvidar que en aquella época, por principio, los padres se oponían en 90% de los casos a las posibles relaciones abiertas entre jóvenes. Era necesario, casi siempre, andar a escondidas y aun en los casos de consentimiento, los padres debían dar la impresión de no facilitar las cosas.

Era un espectáculo sonoro extraordinario, ese ruido de mayaderas y su eco en la noche, ya que quizás más de cien , como en la primera operación en las eras, podían oírse en todo el pueblo, pues el lino era una actividad que se practicaba en casi todas las casas. Además del aspecto trabajo, este aspecto tertulia daba un aliciente cierto e interesante a esta tarea, que los antiguos guardamos en nuestro recuerdo con gran simpatía.
Ese recorrido diario, que favorecía mucho las relaciones humanas, era el deporte de la juventud masculina en los anocheceres de invierno.

La fase siguiente : TORCER.
Instrumento de esta fase, La RUEDA ( La RODA).

La roda es un gran volante de madera, una rueda con rayos que convergen en un macizo central, de madera. Dicho macizo esta atravesado por un eje metálico fijo.
El eje sobresale unos diez centímetros de cada lado, que le permiten girar en apoyo sobre dos soportes de madera de un metro de altura más o menos, en cuya parte superior se han abierto dos hendiduras, en las que se pone grasa para facilitar el movimiento, y que están fijos en un banco.

En la extremidad del banco, otro soporte de la misma altura contra el que se han clavado con una punta que les sirve de eje sobre el que giran, dos pequeños cilindros (carretes) que son movidos por la cuerda ( correa de transmisión) que la roda hace funcionar como un piñón, pero en sentido contrario ya que la cuerda hace un Ocho al llegar a los carretes.

Un gancho de alambre permite atar la caña del lino, varias unidas, al cilindro y las mujeres, yendo marcha atrás, van soltando el lino, que se envuelve y se liga por el movimiento de rotación que la roda, accionada manualmente por medio de el ASA, que es la prolongación del eje, imprime al conjunto. El resultado es una cuerda, tosca, sin ninguna consistencia, ya que se trata únicamente de ligar las diferentes cañas en un solo hilo de un centímetro de espesor más o menos.

Una parte del lino ha sido objeto de un tratamiento más afinado para obtener la fibra perfectamente limpia y resistente, llamada Hilaza que sirve, convertida en madejas, bien para ser vendida para la fabricación de tejido, para ser hilada en hilo fino, resistente y de calidad al ser pura o bien para realizar una de las etapas siguientes de nuestro proceso de fabricación de cuerdas, que es Cubrir.

La hilaza se consigue peinando el lino sobre un instrumento llamado rastrillo, tabla de Arrestrillar, que consiste en una tabla en el centro de la cual se ha colocado un conjunto de dientes metálicos de unos treinta cm. de longitud, apiñados en círculo. Esta tarea debe hacerse con precaución para no romper las fibras que deben terminar enteras y finísimas.

Es todo un arte que las mujeres conocen perfectamente y que trasmiten a las jóvenes . Es un trabajo esencialmente de mujeres. Se llama Arrestrillar.
En el lenguaje corriente del pueblo, para decir a alguien que en algún asunto no tiene nada que hacer, se decía, no tener nada que arrestrillar, lo que significaba lo mismo pero de forma infinitamente más plástica.

Las especie de cuerdas, hilos, obtenidas en la operación TORCER, son sometidas a una operación, llamada Despajar o pulir, en la que con unos trozos de alambre trenzado en muelles entrelazados, bastante finos, se quitan o se suavizan los restos de raíz y de maleza más importantes que quedan aun en el lino.

Para ello, se atan dichas cuerdas tendidas, a dos soportes. Con el despajador en la mano se recorren los hilos en un movimiento de va y ven hasta eliminar una gran parte de las asperezas restantes en la cuerda. Una manera de disimular lo que pudiera dar a dicha cuerda un aspecto demasiado basto.. Los restos que caen en esta operación se llaman también TASCOS.

La siguiente fase se llama CUBRIR. Con el mismo material que en la fase torcer (la roda) y siguiendo el mismo procedimiento de rotación de la cuerda, las mujeres, marcha atrás, como para torcer, van destilando una capa finísima de lino fino ( el lino arrestrillado) que envuelve la cuerda dándole un aspecto liso y fino que oculta el aspecto tosco y áspero inicial. La roda es accionada un poco más deprisa que para torcer.

Durante esta operación, la cuerda es sostenida en el extremo opuesto a la roda por una persona, frecuentemente un niño, que debía, al mismo tiempo que sostenerla, permitir que diera vueltas sobre ella misma . Era una de las tareas desagradables para nosotros por su carácter estático y aburrido.
El hilo de lino así envuelto, con un aspecto liso y limpio, entra en su fase final de elaboración, que daba cuerpo a las cuerdas definitivas.

Se trata de la operación COLCHAR.

De una parte, un banco provisto de una tabla vertical fija en uno de sus extremos con cuatro agujeros dispuestos en cuadro en su parte superior. En cada agujero se introduce una manivela de hierro en forma de cuatro con un gancho en una extremidad, al que se ata uno de los cuatro hilos que van a formar la cuerda.

Una persona, sentada en el banco, como si estuviera al volante de un coche, mueve en el sentido de las agujas de un reloj otra tabla cuadrada con cuatro agujeros, uno para cada manivela, y provista de dos agarraderas, lo que hace girar los cuatro hilos a la vez.

En la otra extremidad, a unos 10 m de distancia, un carro, en general un simple madero en forma de con dos pequeñas ruedas, sobre el que se coloca una piedra para hacer peso y retenerlo, con un madero vertical en su parte delantera en cuya parte superior hay un agujero como los del cuadro del banco, en el que se mete una manivela idéntica a las del cuadro del banco y en cuyo gancho se unen los cuatro hilos.

Esta manivela es accionada a mano, también de izquierda a derecha por una persona, que al mismo tiempo debe controlar que la cuerda guarde la tensión necesaria, impidiendo que el carro, acarreado por la cuerda que se tuerce y por lo tanto se encoge, avance de repente, lo que produciría una estructura irregular de la cuerda definitiva.
Para controlar perfectamente la regularidad de la operación otra persona acompaña generalmente el CUADRADO, pieza de madera, que tiene las cuatro aristas surcadas para que cada hilo pueda resbalar. Dicho cuadrado, de forma trapezoidal, con la parte posterior más estrecha, está articulado a una cola de madera de a penas un metro de larga que toca el suelo.

Resumiendo : Una persona hace girar la manivela en el carro, otra hace girar la tabla del banco con los cuatro hilos en sentido contrario y una tercera acompaña el cuadrado, cuya cola, resbalando sobre el suelo, impide que el cuadrado dé vueltas sobre sí mismo, controlando su velocidad de avance.

Si nadie controla el Cuadrado, éste correría, empujado por los hilos que se van retorciendo, haciendo que estos se enroscaran de forma no uniforme y desordenada . Cuando el cuadrado llega al banco después de recorrer el trayecto completo, la cuerda está terminada y tiene un aspecto casi idéntico a una cuerda de cáñamo, a pesar de que su resistencia es mínima, al igual que su calidad.

Las cuerdas terminadas son recogidas en forma de madeja de 80 cm, retorcidas por las mujeres que las enrollan sobre el brazo. Son dispuestas en fardos y contadas por docenas. Cada Fardo tiene 8 docenas (a precisar). No sé si olvido una fase del ciclo, trataré de asesorarme sobre ello en la primera ocasión.
Continuaré retrazando la manera de comercializar los fardos , que es muy interesante.
La fase final de la industria del lino era su comercialización. Desde principios del siglo XX, existieron los CORDELEROS. Algunos lo eran año tras año, otros probaban la aventura alguna que otra vez.

Los Cordeleros

Los Cordeleros han vendido cordeles de Uña en todo el territorio nacional, de Cataluña a Canarias, pasando por Valencia, Andalucía, País Vasco..

Los fardos de cuerdas eran facturados a varios puntos de España, en estación de ferrocarril, a nombre del cordelero, que los retiraría algún tiempo después.
El cordelero emprendía su viaje con su caballo o con su mula, cargados con dos o tres fardos, que empezaba a vender en ferias, mercados, romerías y que le permitían ir pagando sus gastos de posada y comida. Un verdadero viaje de peregrinación que podía llevarle, en un plazo de un mes o más, de Uña a Sevilla, Valencia o Canarias, por ejemplo.

El viaje podía durar fácilmente uno o dos meses. Recorriendo España de ciudad en ciudad, de posada en posada, entre feriantes, quincalleros, prostitutas y demás personajes de la picaresca española, cada viaje de cordelero era una verdadera novela de costumbres.

Yo recuerdo con una admiración sin limites y una particular simpatía esos hombres, que en una época difícil, sin medios, sin que esto fuera su verdadera profesión, con mucho trabajo, pues hacían muchos Km. a pie, llegaban a recorrer España, vendiendo un producto de mala calidad, como si fuera bueno, valiéndose únicamente de su habilidad comercial.

Recuerdo las historias extraordinarias y las anécdotas rocambolescas que me contaban algunos de ellos, años después.. Hoy me pesa no haber hecho una compilación de todas ellas, podían dar como resultado una verdadera novela picaresca de primera calidad,, como indico más arriba.

Entre los cordeleros más destacados, La familia de los Pajareros, Juan Antonio el de Adela( Alienza) ,Francisco el Fuelle (he citado una anécdota sobre él y la Gallega), Emilio Barrero, Antonio CHIPE, Pedro El CLARITO, Pedro JUDAS, Ti Chamarro, los Lazaricos, Los Verdes y algunos más.

Muchos años antes, me lo contó él mismo siendo ya muy mayor, Ti Manuel El Josepico y un hermano suyo que apenas conocí, Ti Domingo, hacían parte de los cordeleros en los años 20 y tenían por costumbre ir a vender a Canarias.

He tratado este tema del lino, como todos los demás, con la ayuda exclusiva de mi propia memoria. En la primera ocasión, pienso, hablando con personas de Uña, más viejas que yo, completar mi documentación sobre el tema que me parece interesantísimo, dada la importancia económica que tenía y que representaba una parte esencial de la historia y de las costumbres de nuestro pueblo.

Es sin duda porque se trata de mi pueblo, pero estoy convencido de que su historia, llena de vida y de lecciones, podría interesar algún gran escritor que supiera , con más talento que yo, retrazar y hacernos vivir tantas y tan magnificas historias y costumbres de la vida de Uña en esta primera parte del siglo XX.

La Construcción

La construcción de las casas tenía lugar en general en primavera, aprovechando el buen tiempo y el estado de la tierra, más dócil a la salida del invierno.
El proceso de construcción de las casas merece ser tratado en detalle, ya que es una prueba del saber hacer y del ingenio popular.

La primera fase era Apañar Tierra. Los familiares, amigos, vecinos ayudaban a acarrear la tierra con las carretas y a amontonarla para después poder prepararla para TAPIAR.
Se empezaba la construcción trazando el contorno de la casa, y con piedras y barro mezclado con paja, se hacían los cimientos (LIZAR o LIZARZA) de una altura de 1 m. más o menos enterrada en una zanja de 50 x 50.

El barro, tierra colorada y arcillosa, que se encontraba en algunos barrancos (El barranco La Milla, por ejemplo) hacia oficio de cemento, que una vez seco daba a la lizar suficiente consistencia para soportar el peso de las paredes (TAPIAS).

Encima de la lizarza, el maestro de obra, ayudado por los obreros (en general, los dueños de la casa y los que venían a ayudarle) preparaban las Puertas, tablones de unos dos metros de largo y uno y medio de alto, sujetos contra cada lado de la lizarza y entre ellos por medio de palancas de madera, que atravesaban la pared, regables con clavijas introducidas en los agujeros hechos en la palanca. A cada extremidad, entre las dos puertas, un tablero cerraba el encofrado.

Sirviéndose de talegas (cestas de vergas, mimbres, con dos asas) se iba llenando el espacio vacío, de tierra, previamente preparada y humedecida. Dentro del encofrado, el maestro y en general una persona más, iban pisoteando y aplastando la tierra con los mayos, instrumentos que consistían en un trozo de madera de unos veinte cm de largo, unos 10 cm. de espesor y como máximo un Kg. de peso, con un mango como el de una escoba, de 1m 50 de largo y con el que se golpeaba verticalmente. Cada trozo de pared( Tapia ), así obtenido se llamaba un Tapial.

Cuando el maestro estimaba que la tapia estaba suficientemente dura, se deshacía el encofrado para recomenzar a continuación. Las paredes de tierra, mezclada con pedruscos pequeñitos, que facilitan su endurecimiento, pueden durar varios siglos; la mayor parte de las casas aun en pie en el pueblo, han sido construídas por este método ancestral.

El tejado se hacia de madera cubierta de tejas colocadas sobre la ripia, cobertura de jaras o de urces, lo que constituía el único y muy débil aislamiento.
De una a otra pared se colocaban las vigas de aire, sobre las cuales se clavaban los caballetes en forma de triángulo, que daban al tejado la inclinación deseada. De uno a otro de los caballetes se colocaban las Tercias (palos de madera de unos 10 cm de espesor) y encima de éstos, la ripia. El tejado se terminaba con las tejas
( Retejar) y cuando la obra estaba terminada, había costumbre de colocar el Ramo, un ramo de flores salvajes, símbolo del objetivo alcanzado.

Las casas tenían en general dos entradas, una entrada de carros, las Puertas Grandes y otra, la Puerta Pequeña, que daba acceso directo a la vivienda.
El marco de las puertas grandes estaba compuesto de dos postes ( Enteras, Anteras) unidos por una viga espesa y resistente( Solera o Cargadero) sobre la cual era necesario poder tapiar para hacer el Cuarto, segunda planta de la casa.

La colocación de una pieza tan pesada necesitaba varios hombres. En general varios vecinos venían espontáneamente a echar una mano en la operación.
Todo se terminaba con una jarra de vino, que ligaba aun más la amistad entre vecinos. En realidad, eran numerosas las ocasiones en que la solidaridad entre los vecinos se ponía de manifiesto, y por mi parte aprovecho la más mínima ocasión para hacerlo notar.

En general las fachadas eran cubiertas con barro algún tiempo después. Esta operación se llamaba capiar y era la protección única que se usaba contra las intemperies. Recordemos que el cemento no existía o mejor dicho no existían los medios para pagárselo
Las construcciones principales, casas, pajares, se hacían en tapias de tierra. Para las construcciones secundarias, portales de bodegas, paredes aisladas de cierre de huertos y otros, se empleaban los Adobes, bloques de barro y paja mezclados, de forma rectangular de 40x15 aproximadamente.

Se mezclaba el barro con agua, en frío. Se echaba en el suelo cierta cantidad de barro, se hacía en su centro un hoyo que se llenaba de agua, que poco a poco lo iba empapando. Con una azada se iban moliendo los terrones de barro hasta hacer una masa blanda a la que se mezclaba paja trillada. Para mezclar el barro y la paja, se Pisaba el barro, como se pisaban las uvas!! Otro deporte apreciado por los niños, a pesar de los frecuentes accidentes de remojo en colores!

Dicha masa se colocaba en una adobera, pequeño molde de madera, rectangular de 40x15x10; provisto de dos empuñaduras en dos ángulos opuestos.
Rellenando la adobera con la mano y después de lisar la parte superior del bloque ( adobe), se levantaba la adobera verticalmente, quedando el adobe sobre el suelo. Se dejaba secar un día o dos y a partir de ahí podía emplearse. Trabajo verdaderamente artesanal, pero que requiere cierta habilidad.

Para hacer paredes de huerto se empleaban también terrones, trozos de pradera cortados con una zada, que se colocaban en espiga hasta levantar la pared.
Sobre las paredes de adobes, para protegerlas contra la lluvia, se colocaba una fila de terrones (Barda). De ahí el calificativo Desbardabuertos( Desbardahuertos), que refleja la acción de saltar la barda para entrar a robar algo.

La Primera Ola de Emigración

A principios del siglo XX, como he citado más atrás, existió una primera ola de emigración, repartida entre Argentina y Francia
La mayor parte de los emigrantes a Argentina se establecieron definitivamente en el país. Posiblemente porque encontraron su bienestar, quizás porque el viaje de regreso era caro y difícil con niños y muebles, el hecho es que la colonia de Uña sigue existiendo, aunque la primera generación ha desaparecido casi enteramente.

Los emigrantes a Francia regresaron al pueblo en su inmensa mayoría, solamente uno o dos se quedaron. El grupo que volvió al pueblo merece un comentario rápido. En primer lugar, contrariamente a la ola de los años 60, en que el objetivo era ahorrar dinero y en que apenas hubo integración, los emigrantes de principios de siglo asimilaron de forma importante la cultura francesa, iban al teatro, aprendieron a hablar correctamente el francés, dicho de otra forma, tuvieron más bien un objetivo cultural que meramente económico.

El Teatro

De vuelta al país, estos señores, mi Tío Antonio JUSTEL, Pedro El TUERTO, Matías Pérez, Francisco PATATERO, Alonso El SALEIRO, desarrollaron durante muchos años una actividad teatral en el pueblo, que era envidiada por toda la región y a cuyas representaciones, dos o tres veces al año, acudían espectadores de toda la región, a veces en autobuses, lo que dada la época, es algo extraordinario.

La Cieguita de Paris, Los Miserables, El TENORIO, Los Niños del Hospicio, La Alondra y el Milano son obras que recuerdo bien ya que en algunas, Los Niños del Hospicio, en particular, tuve el honor de participar cuando tenía apenas 7 años.

Durante uno o dos meses en las noches de invierno, recuerdo los Ensayos (concretamente en casa de Ti Manuel El Gaita, el padre de Paco Jamonero, Paco también hizo parte de la Tropa)) y recuerdo con especial admiración, cómo mi Tío y El Sr. Martinez llegaban a convertir en verdaderos actores a jóvenes y menos jóvenes del pueblo que no tenían la más mínima costumbre de hacer teatro.

Ana Maria La Calamina, Isabel La Crista, por ejemplo, fueron unas magnificas Dña INES o una magnifica Marquesa, Paco Mayo( Jamonero), Miguel Fuelle (Fanfan, sobrenombre que le quedó para siempre), Braulio, yo mismo (Colilla) tuvimos un gran éxito en la representación de Los Niños del Hospicio.

Años más tarde, Tomás VERDES, Francisco RESQUITO, Jacinto HUCHA hicieron de Juan José un éxito formidable, como he explicado en la introducción.

Los personajes del TENORIO, D. Luis MEJIAS (Sr PEDRO), EL Comendador (PATATERO), el Capitán CENTELLAS ( Tío Antonio) perduran aún hoy en la memoria de los espectadores de la época.

Mi Tío Antonio, muy buen pintor, había confeccionado las Decoraciones, lienzos pintados que servían a decorar la escena, que conservé durante muchos años y que siento no haber guardado definitivamente. A parte su utilidad decorativa, tenían un valor artístico considerable.

Esta tradición teatral, supo continuarla y concretizarla el Maestro de la época, D. Juan Blanco, que con la colaboración de la Maestra Pilar de Ávila preparó y dirigió una magnífica velada realizada por los niños y niñas de las dos escuelas, en la que se mezclaban diferentes sainetes de Carlos Arniches y otros autores con bailes y operetas preparadas por Pili y que fueron un triunfo a tal punto que fue necesario hacer una nueva sesión de dos representaciones por que el local no podía acoger tanto público. Recuerdo que hasta hubo peleas por adquirir entradas.

Recuerdo con emoción mi propia actuación como ESQUILADOR en el sainete de Arniches "EL OJITO DERECHO", en el que cantaba : El que tiene un palomo tiene un palomo, mientras esquilaba en escena un burro de verdad.

Las niñas cantaron la Verbena de La Paloma, Las Lagarteranas, Las Espigadoras y una vez más repito mi admiración por tanta calidad con tan pocos medios.
Y en nombre de todos los participantes quiero rendir un homenaje especial a ese Maestro extraordinario, que, enfermo, siempre supo encontrar las energías necesarias para realizar su magnífica labor escolar durante largos años en nuestro pueblo, en compañía primeramente de su esposa, Dña Amelia, que murió joven
y más tarde en colaboración con Pili, que también prodigó su enseñanza durante largos años. Yo la conocí como alumno y tuve años más tarde el honor de tenerla como colega, uniéndonos además una gran amistad. Recibe desde aquí, querida amiga PILI, mi mejor recuerdo.

El Verano

Entre las faenas más típicas del campo, la siega y la trilla.

La siega se hacía a mano sirviéndose de una hoz. Varios segadores se seguían cortando la paja del centeno a una altura de unos 30 cm del suelo: Cada segador llevaba de trecho tres surcos ( la sucada ). El primero iba posando en el suelo los puñados de paja, el segundo sobre el primero y así sucesivamente.
Al terminar la siega de una tierra( así se llamaba cada parcela ), se iban recogiendo los puñados para hacer manojos o gavillas ( esta operación se llamaba agavillar), que se ataban con unas pocas pajas cogidas en el mismo manojo.

Los manojos se colocaban en montones llamados mornales y así quedaban hasta que con las carretas se venía a buscarlos (Acarrear, en lenguaje del pueblo, Acarriar ) para llevarlos a la era donde serían trillados.

Durante la siega, se comía generalmente en el campo, siendo la tarea de los niños, llevar Las SOPAS, lo que hacíamos con el burro o el caballo, llegando justo a la hora para que los segadores pudieran comer caliente. Sobre las 10 de la mañana se almorzaba y sobre la Una se comía. Frecuentemente sobre las cinco o las seis de la tarde se merendaba. Dicho de otro modo, aunque se trabajaba duro, no se descuidaba la alimentación en ese momento.
Después de comer, los segadores hacían (echaban) la siesta hasta que el sol empezaba a bajar y a calentar menos.

La siega del trigo se hacía por las mañanas solamente, para evitar que con el calor el grano se desprendiera de la espiga.

El acarreo del trigo y del centeno se hace con las carretas por las mañanas temprano por la misma razón. Los manojos se colocan en Medas, colocando los manojos en forma de círculo, con las espigas al interior para evitar que se mojen en caso de lluvia. La parte superior de la Meda se cierra con manojos, haciendo un techo en forma cónica que hace resbalar la lluvia, impidiendo que penetre en l interior de la Meda. Siempre el ingenio de los hombres con los medios mínimos.

La Trilla

Para realizar esta faena se colocan los manojos con las espigas al interior, sobre la Era, terreno de pradera con hierba de algunos centímetros, haciendo un círculo de unos 10 metros de diámetro. Operación que se llama Arramar.

Con una hoz se cortan las ataduras de paja de los manojos y con una tornadera se esparraman los manojos en todos los sentidos y se deja secar durante dos o tres horas. La trilla se realiza con Trillos. Un trillo está hecho de tablas unidas por tres traviesas, que,dobladas en su parte delantera hacia arriba sobre unos cincuenta centímetros, permiten que el trillo avance resbalando sobre la trilla. El fondo del trillo está hecho de pequeñas piedrecitas cortantes clavadas en las tablas.

En la traviesa delantera tiene plantado un palo de unos 40 cm que se introduce en el agujero del tiradero, palo largo de cinco o seis metros, enganchado por el otro extremo al Yugo (jubo ) de la pareja de vacas que tiran el trillo. Sobre el trillo, una persona sentada en un banco, guía la pareja que da vueltas sobre la trilla, haciendo que las piedras del trillo vayan poco a poco cortando las pajas. Normalmente son necesarios tres días para terminar una trilla.

A intervalos regulares se van revolviendo las pajas, que terminan por apretarse por los pases repetidos del trillo. Al principio, cuando aún son largas, con una tornadera, horca de madera de dos o tres pinchos (dientes), más tarde cuando las pajas son ya cortas, con una pala de madera. Esta operación se llama
Dar la vuelta a la trilla.

Detalle cómico pero importante. La persona que guía el trillo debe estar atenta para recoger los excrementos( Buestas) de las vacas, que regularmente deben , como los ciclistas, hacer sus necesidades. A título de información, si las vacas hacen Buestas, los caballos, mulos y burros hacen Carajones (cagayones). En la trilla se emplean además de las vacas, los caballos, mulas y burros, en pareja o solos.

Cuando la paja está suficientemente molida, se APARVA. Esta operación consiste en recoger la trilla en un montón, lo que se hace con un palo, un tiradero, o un aparvador,en el que se ata en cada punta una cuerda atando el otro extremo al yugo de la pareja. Una persona guía las vacas mientras varias otras, colocadas sobre el tiradero o aparvador, contienen con sus piernas y su cuerpo la paja que el aparvador va arrastrando.

Dos cuerdas también atadas al yugo sirven para que las personas puedan sostenerse sobre el Tiradero. Terminada la recogida de la trilla, se barre el suelo con randeros para recoger el grano y la paja fina que el aparvador no arrastra.

La trilla así recogida se amontona en una Parva, montón alargado y de forma prismática triangular, en espera de que haya viento suficiente para limpia.
Para limpiar, con un instrumento, VIENDO, especie de horca, pero con varios dientes, se va lanzando la trilla al viento para separar la paja del grano.
Según la orientación del viento se limpiaba al aire de Merzuelas, de Cubo o de Congosta.
A partir de los años 50 empezaron a verse las primeras máquinas de limpiar.

Al día siguiente se empieza de nuevo la operación de trilla hasta terminar la cosecha.

Al derramar(arramar), es decir, al esparcir esparcir los manojos, se escogen algunos , los más largos, para hacer Encaños. Las mujeres sacuden las espigas sobre una mesa, o sobre un trillo puesto al revés, para que caiga el grano. Las pajas, sin grano, se atan en manojos llamados encaños, que van a servir para quemar (chamuscar ) los cerdos en la matanza y otros, después de hacerlos bañar en agua varios días, servirán para hacer Vencejos, también llamados Bilortos, veinte o treinta pajas, atadas por las espigas, retorcidas entre ellas, destinadas a hacer oficio de cuerdas para atar los mañizos del lino y los haces de hierba.

Terminadas las faenas de trilla, se procedía a Meter Paja, es decir a guardar la en un pajar para utilizarla en invierno, como alimento de los animales principalmente.
La carreta se equipaba con las costanas de palo. Encima de las costanas, sujetas a las Pernillas, se colocaban unas tablas que aumentaban la capacidad del carro.
En las partes delantera y trasera se colocaban los Cañizos, piezas hechas de dos palos horizontales en forma de paréntesis, el superior más largo, unidos entre ellos por palos verticales más delgados, los espacios entre los palos siendo rellenos con pajas o sacos. Sujetos con una cuerda de cada lado, se podía dar más o menos capacidad al carro, atándo los cañizos más o menos inclinados.

Con una Vienda, especial, de dientes de madera y un mango de 1.50 m, se llenaba la carreta. Al mismo tiempo que se iba llenando, una persona subida en la carreta iba pisando la paja (encalcando) a fin de transportar la mayor cantidad posible.La paja era transportada hasta el pajar, donde por el Boquero, con la misma vienda se lanzaba al interior, una persona encalcaba el pajar como antes la carreta.

Vienda, tornadera, parva, viendo, muña, garbanceros, cañizo, costanas, pernillas, bracera, palombilla, cabía (clavija),dogales, ramales, boqueiro, encalcar, vendiar, cornizuelos, serbendo, ceranda, arrebujar la trilla, espantayo, (espantajo) parva, parvalizón, bruja, son vocablos y frases típicas del pueblo y sobretodo de las faenas de verano. Se encuentran ordenadas en el vocabulario, pero las cito aquí para quien no visite el vocabulario!

El Pan

A pesar de que había un Panadero, Ti Jacinto y más tarde su hijo Antonio, la mayor parte de las familias hacían su propio pan, en su propio horno. El pan ordinario era la Hogaza. Panes un poco más pequeños, las Bollas. Una bolla en la que se añadían trozos de jamón, chorizo, tocino se llamaba una Pica. Era costumbre que las madres confeccionaran un pan, en forma de niño, llamado Maragato, para los niños, precisamente.
Una hornada familiar hacía unas 20 hogazas. Elemento esencial de la fabricación del pan, el hurmiento (Fermento). Se trata de una pequeña cantidad (1 kg. aprox.) de masa fermentada extraída de una masa anterior que servia de incentivo para provocar la fermentación de la nueva masa.
El hurmiento se transmitía de casa en casa. Eterno refrán de la solidaridad.

Los Juegos

El deporte más corriente, practicado por los hombres, era la Calva, que ha vuelto a ponerse de actualidad. También se jugaba a las Perras. Una línea horizontal en el suelo. Se lanza una pieza de moneda ( una perra gorda valía 10 céntimos de peseta, una perra chica, cinco) desde un punto determinado, 5 o 6 metros. El jugador cuya pieza estaba más cerca de la raya, ganaba.
Las Chapas, En lugar de lanzar en el suelo, se lanzaba la pieza contra una pared, cada jugador debía tratar de que su pieza se acercase a la de otro jugador.. Se medía la distancia con una varita de 40 o 50 cm, llamada Cuarta. Si la distancia entre dos piezas era menor que la cuarta, el lanzador ganaba.
Los niños jugaban al Güa, al Minchés, a la Tona, al Porro, a la peonza. Con frecuencia jugábamos a Ti Juanito... Las niñas a la Comba, a la Raya, a las Tabas.

Este capítulo de los juegos será, “si Dios quiere y el tiempo lo permite”, el objeto de un estudio particular, que pondrá de relieve la importancia no solamente de los juegos, como elemento de comunicación, sino de los juguetes por oposición al derroche actual, por el que todos hemos llenado las casas de trastos( en el buen sentido) que los niños terminan por no apreciar a causa de su profusión, fomentada por la publicidad.

No quisiera que se me tratase de retrógrado, pero este aspecto de la educación moderna tiene, como hubiera dicho :D.Juan, “ sus dares y tomares”.

Con el tiempo y a través de los contactos con unos y con otros, ampliaré probablemente algunos capítulos y abordaré otros nuevos, que no he desarrollado aún.